De acuerdo con José Aguilar Guerrero, ejidatario de esta zona, “el crecimiento desordenado ha traído como consecuencia la aparición de al menos 15 ampliaciones de esa colonia, lo que ha ocurrido en los últimos 20 años; ello ante la falta de planeación y delimitación de las zonas dedicadas exclusivamente para la producción agrícola”, explicó.
A su parecer, “la necesidad de vivienda, así como condiciones poco atractivas para los productores agrícolas, es lo que ha provocado que las condiciones geográficas de la zona hayan cambiando tan drásticamente.
“Aquí se sembraban productos como la cebolla, jícama, calabacita y elotes; hoy todo es historia, porque además lo que eran canales de agua para riego, comenzaron a ser usadas para satisfacer las necesidades más indispensables de quienes compraron los terrenos; pero al paso del tiempo, ante la carencia de servicios, desaparecieron y en algunos casos fueron usados los espacios para el depósito de basura y aguas negras”, apuntó.
Es así que se complica que esta gente reciba servicios, atención, en caso de una emergencia y por lo general acuden a la autoridad a hacer un reclamo que debió de haber sido otorgado por quienes les vendieron, subrayó.