Los inconformes, colocaron desde las 7:00 de la mañana, sus unidades sobre las calles Camacho y Molina, esquina con Centinela, lugar donde se ubican las oficinas de la SMyT en Cuautla, para exigir el cumplimiento del diálogo prometido y que sin ninguna explicación se ha estado cancelando constantemente, aseguró Marco Antonio Rosete Argandar, de la Alianza Transportista de Cuautla “San Miguel Arcángel” y miembro de la Coordinadora 13 de Septiembre.
Al conocer que el titular de la SMyT, Manuel Santiago Quijano, no llegaría de inmediato, los manifestantes amenazaron con bloquear más vialidades, extendiendo el cerco a la avenida Reforma, con lo que se complicó aún más la circulación, sobre todo de los autobuses de las líneas camioneras.
Los manifestantes, señalaron que a pesar de las reiteradas peticiones para poner orden en el sector, la SMyT con su apatía sigue propiciando la anarquía que de manera indirecta afecta a los usuarios, “pues a la fecha existen invasiones de transportistas del estado de Puebla y del Estado de México, lo que se debe de resolver de inmediato”, señaló César Yáñez Bustos, otro dirigente transportista.
Entre sus múltiples demandas también figura, su rechazo a la incursión de nuevas unidades que no cuentan con las normas de seguridad por parte de la organización Águilas Doradas, que invaden sus derroteros en los municipios de Jonacatepec, Axochiapan, Tepalcingo y Jantetelco, extendiendo sus recorridos al municipio de Cuautla.
También denunciaron presuntos actos de corrupción en la autorización de paraderos y sitios de taxis, pero lo que más reclamaron es la falta de atención en las oficinas de la delegación de la SMyT en Cuautla, en donde ni siquiera hay papelería para hacer los trámites.
Con el desquiciamiento de la vialidad, los inconformes, obligaron a miles de ciudadanos a caminar largas distancias para llegar a sus destinos provocando que llegaran tarde a las escuelas, a sus trabajos y a sus citas médicas, las cuales perdieron. También, durante el bloqueo se registró un asalto en la parte norte de la ciudad, lo que impidió el rápido desplazamiento de las unidades policíacas, además de las afectaciones económicas a las empresas y el comercio.