El proceso de agotamiento de la fase eruptiva del volcán de la isla española de La Palma continúa, pese a la deformación del terreno de hasta 8 centímetros medida en una de las estaciones geodésica que controlan la actividad.
Por tanto, los científicos mantienen sus planes iniciales de considerar terminada oficialmente la erupción dentro de cuatro días, después de que haya transcurrido ya la mitad del plazo inicial de diez jornadas que dieron cuando desaparecieron todos los indicadores eruptivos al principio de la semana pasada.
Según los expertos, la deformación del terreno registrada -muy local, que duró solo unas horas y que está en fase de reversión tras el máximo de 8 centímetros que se midió a las 22.00 GMT del domingo- es el único indicio observable o medido sobre la actividad volcánica y hay que interpretarlo en conjunto con el resto de parámetros que abundan en el agotamiento de la erupción.
Así, el tremor sigue en nivel de “ruido de fondo”, la sismicidad es muy baja en todas las profundidades, con una magnitud máxima de 2.5, y las emisiones de dióxido de azufre son muy reducidas, con valores inferiores a los 0.5 kilos por segundo.
Esta disminución de las emisiones de dióxido de azufre se relaciona con el proceso de solidificación del magma superficial en los conductos del centro eruptivo, de acuerdo con el comité científico del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en Canarias (Pevolca).
No obstante, prosiguen las emisiones puntuales y esporádicas de gases en los centros eruptivos y en los “jameos” (cuevas generadas por el hundimiento del techo de los tubos volcánicos).
Incluso, en algunos de estos “jameos” es visible aún cierta incandescencia ligada a la presencia de lava en proceso de enfriamiento.
El Pevolca no descarta que durante unos meses después del fin de la erupción se continúe registrando sismicidad o deformaciones residuales, pues se trata de procesos muy intensos que necesitan un periodo de ajuste amplio.
En las últimas horas no hay incidencias en cuanto a la calidad del aire en las zonas pobladas, donde los niveles en cuanto a dióxido de azufre son por lo general buenos.
Respecto a las partículas inferiores a diez micras, hubo un ligero aumento en todas las estaciones, pero siempre dentro de parámetros entre buenos y razonablemente buenos.
Y, como muestra de la mejora de la situación, la compañía aérea canaria Binter recupera a partir de hoy la operatividad previa a la erupción volcánica con La Palma, que desde que comenzó el 19 de septiembre pasado ha obligado a la evacuación de miles de personas.
Según el sistema europeo de satélites Copernicus, la superficie total afectada por la lava desde entonces supera las 1,240 hectáreas.