Alemania está enfrentando una grave crisis a causa de la intensa lluvia gélida y la ola de frío que están afectando al país. Este martes, tres personas perdieron la vida en accidentes de tráfico, al mismo tiempo que el aeropuerto de Munich tuvo que suspender sus operaciones de manera temporal.
Uno de los incidentes ocurrió en las montañas Erzgebirge, en el estado oriental de Sajonia, donde un autobús escolar chocó contra un vehículo de mantenimiento de carreteras en el condado de Sehmatal, cerca de la frontera con la República Checa.
En el accidente, un estudiante perdió la vida, y al menos 10 estudiantes más fueron trasladados a un hospital, junto con dos adultos, incluyendo al conductor del autobús, que sufrieron heridas graves. El impacto fue tan brutal que destruyó la parte delantera del vehículo.
Por otro lado, en la autopista A8 en la Alta Baviera, dos personas fallecieron en una colisión entre un automóvil y un camión articulado. Según la policía, el coche patinó y se deslizó bajo la parte trasera del camión, que se había detenido en la carretera durante la noche debido a la lluvia helada.
El aeropuerto de Munich, el segundo más grande de Alemania, se vio obligado a cancelar o aplazar todos los vuelos programados entre las 06:00 y el mediodía, advirtiendo que muchos de los vuelos posteriores también podrían verse afectados por las inclemencias del tiempo.
Sin embargo, hubo un rayo de esperanza cuando un avión de Lufthansa procedente de Nueva York aterrizó al mediodía, indicando una posible reanudación de la actividad aérea.
El operador ferroviario Deutsche Bahn anunció que el tráfico en la región de Múnich se verá afectado durante varios días. La principal estación de tren de Múnich tiene un acceso muy restringido en estos momentos, lo que significa que solo unos pocos trenes de larga distancia están operando.
Además, las conexiones ferroviarias con las ciudades austriacas de Salzburgo e Innsbruck, así como con Zúrich en Suiza, siguen cortadas.
La situación se agrava en todo el sur de Alemania, así como en las regiones vecinas de Austria y Suiza, donde las fuertes nevadas han perturbado el transporte público y han generado preocupación por posibles avalanchas.