En un acto desafiante contra el nuevo protocolo de seguridad del gobierno argentino, que prohíbe los cortes de calles, miles de personas convocadas por organizaciones políticas y sociales izquierdistas se manifestaron este miércoles en Buenos Aires en la primera protesta contra las políticas de ajuste del presidente Javier Milei.
Los manifestantes se congregaron en una avenida capitalina para iniciar su marcha hacia la Plaza de Mayo, en un claro rechazo al plan de ajuste del presidente Milei, que busca reducir drásticamente el déficit fiscal mediante una serie de medidas económicas, incluyendo una devaluación del peso y la reducción de subsidios.
La tensión aumentó cuando los manifestantes y los efectivos de seguridad se enzarzaron en un breve enfrentamiento a golpes de puño y empujones.
Mientras tanto, Milei monitoreaba la situación desde el departamento de la Policía junto a varios funcionarios de su gobierno.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había advertido previamente que el gobierno estaba decidido a impedir los cortes de calles, aunque también señaló que este era el primer día de prueba del nuevo protocolo.
Los manifestantes, encabezados por dirigentes políticos de izquierda, coreaban consignas contra el gobierno y sostenían pancartas en contra del ajuste. A pesar de los esfuerzos de la policía por reducir el espacio de la marcha, los manifestantes avanzaron con determinación.
Eduardo Belliboni, referente del Polo Obrero (PO), uno de los principales convocantes de la protesta, expresó su indignación ante lo que llamó "un dispositivo represivo enorme". Afirmó que los manifestantes seguirían avanzando por las calles, argumentando que era la forma tradicional de movilización en todo el mundo.
La jubilada Marta Martínez, presente en la manifestación, dijo que acudió a defender sus derechos que considera "totalmente pisoteados". Criticó el nuevo protocolo de seguridad y afirmó que era su deber dejar una "patria grande" a las generaciones futuras.
El gobierno argentino ha denunciado que las organizaciones detrás de la protesta, como el Polo Obrero, actúan como intermediarias entre los beneficiarios de planes sociales y los subsidios estatales, alegando que detrás de estas organizaciones hay intereses económicos.
La movilización se lleva a cabo en conmemoración del 22 aniversario de una protesta en 2001 contra el gobierno del entonces presidente Fernando de la Rua, que resultó en enfrentamientos violentos con la policía y varias muertes.
Las autoridades han impuesto medidas estrictas para mantener el orden en las calles, incluyendo la identificación de aquellos que corten calles, lo que implicaría la pérdida de ayudas estatales. Además, se prohíbe a los manifestantes cubrirse el rostro, portar palos o elementos contundentes y movilizarse con niños.
Buenos Aires ha sido escenario de protestas regulares en los últimos tiempos, algunas de las cuales han bloqueado calles durante días, generando un creciente descontento entre la opinión pública. Según una encuesta reciente, el 65% de los encuestados está de acuerdo con prohibir los bloqueos, lo que refleja la división en la sociedad argentina respecto a estas manifestaciones.