La ciudad de Río de Janeiro se enciuentra en una crisis debido a las fuertes lluvias que azotaron la región en los últimos días.
El gobernador del estado, Claudio Castro, anunció en una conferencia de prensa que hasta el momento se han registrado 12 muertes, y una persona permanece desaparecida según el último balance oficial.
En respuesta a la emergencia, más de 2,400 soldados del Departamento de Bomberos se han desplegado para llevar a cabo operaciones de limpieza y rescate desde el inicio de las intensas precipitaciones el pasado fin de semana. Estos equipos, respaldados por drones y perros rastreadores, están trabajando incansablemente para brindar asistencia en medio de las difíciles condiciones.
Las inundaciones han dejado un rastro de destrucción en las calles, viviendas y la infraestructura del metro, lo que llevó al alcalde de Río, Eduardo Paes, a tomar medidas inmediatas para salvaguardar la vida de los habitantes.
Ante la magnitud de la crisis, los residentes han recurrido a diversos medios, como balsas, barcas e incluso tablas de surf, para atravesar las zonas inundadas en un esfuerzo por recuperar sus pertenencias.
En lanchas es únicamente la manera de moverse por ahora en la ciudad de Río de Janeiro. Foto / AFP
Eduardo Paes declaró el estado de emergencia el día de ayer debido a las intensas lluvias que ya han cobrado la vida de 12 personas. A través de su cuenta en la plataforma X (Twitter), el alcalde expresó: "Estamos trabajando para aliviar el sufrimiento de las personas cuyas casas y calles quedaron inundadas".
El alcalde informó que el presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, ha reconocido la situación de emergencia y se comprometió a brindar apoyo federal.
Durante una llamada, Paes presentó al mandatario los proyectos para la recuperación de la cuenca del río Acari. El respaldo federal se canalizará a través del ministro de Desarrollo Regional e Integración, Waldez Góes.
En una entrevista con la agencia AFP, el comandante de los bomberos del Estado de Río, Anderson Mariano, destacó la complejidad de las operaciones de rescate, ya que muchas personas se muestran renuentes a abandonar sus hogares.
"Tenemos muchas operaciones que llevar a cabo", explicó Mariano, "pero muchas personas no quieren abandonar sus casas, por miedo a dejar todas sus pertenencias".
Michael un afectado de estas inundaciones comentó para la agencia de noticias que el agua llegó a subir los 1.50 metros de altura; "Perdimos todo, el agua subió hasta la altura de la ventana", comentó, con la ropa empapada después de un viaje para salvar lo que podía.