Este lunes 4 de marzo de 2024, Francia se convirtió en el primer país del mundo en consagrar el derecho al aborto en su Constitución. Esta medida surge como respuesta directa a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de anular el caso Roe vs. Wade.
Con un contundente respaldo, 780 votos a favor y 72 en contra, los legisladores franceses de ambas cámaras del Parlamento aprobaron la enmienda, superando la mayoría necesaria para modificar la Constitución.
La votación, realizada en el Palacio de Versalles, fue el último paso en un proceso legislativo que contó con el apoyo mayoritario tanto del Senado como de la Asamblea Nacional a principios de año.
La enmienda establece la "libertad garantizada" para el aborto en Francia. Aunque algunos grupos abogaban por un lenguaje más fuerte, llamando explícitamente al aborto un "derecho", la medida fue saludada como un gesto histórico en apoyo a los derechos reproductivos.
El primer ministro, Gabriel Attal, expresó antes de la votación que los legisladores tenían una "deuda moral" con las mujeres que enfrentaron abortos ilegales en el pasado.
"Por encima de todo, estamos enviando un mensaje a todas las mujeres: tu cuerpo te pertenece", dijo Attal.
El presidente Emmanuel Macron anunció que el gobierno celebrará formalmente la aprobación de la enmienda el viernes, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer.
La legalización del aborto en Francia tuvo lugar por primera vez en 1975, liderada por la ministra de Sanidad Simone Veil, un icono feminista y superviviente de Auschwitz.
En medio de la creciente amenaza al derecho al aborto en Estados Unidos y partes de Europa, la medida es considerada una victoria para la izquierda francesa. Aunque el aborto es un tema controvertido en la política estadounidense, en Francia cuenta con un amplio respaldo.
La decisión de actuar sobre el derecho al aborto en la Constitución surgió en 2022, tras la anulación de Roe vs. Wade en Estados Unidos. Eric Dupond-Moretti, ministro de Justicia francés, señaló que la historia enseña que los "derechos fundamentales" pueden desaparecer, como evidenció la decisión de la Corte Suprema de EE. UU.
La Iglesia católica expresó su oposición a la enmienda, argumentando que no puede existir un "derecho" a quitar la vida humana. La Pontificia Academia para la Vida y la conferencia de obispos franceses reiteraron su postura antes de la votación del jueves.
Con esta votación, Francia modifica su Constitución por vigésima quinta vez desde la fundación de la V República en 1958.