Los incendios activos en el condado de Los Ángeles han cobrado al menos 10 vidas y destruido más de 10,000 estructuras, mientras los bomberos luchan contra las llamas intensificadas por los fuertes vientos.
La jefa del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, Kristin Krowley, destacó el esfuerzo sin descanso de los bomberos, señalando que, a pesar del agotamiento extremo, no se rendirán.
El 9 de enero, se confirmaron dos nuevas víctimas mortales, lo que sumó a las cinco muertes reportadas el día anterior.
Los incendios han afectado principalmente áreas de alto valor inmobiliario como Palisades, donde el precio promedio de las viviendas ronda los tres millones de dólares.
El incendio ha arrasado más de 5,000 viviendas y se ha extendido por 8,084 hectáreas, con un progreso de contención del 6%.
Aparte del fuego en Palisades, otros incendios devastadores como el de Eaton en Altadena también han dejado víctimas fatales. La cifra de muertos podría aumentar conforme los equipos continúan revisando las zonas afectadas.
También, un incendio en el área de Kenneth obligó a nuevas evacuaciones, y se investiga como un posible incendio provocado, con una persona detenida.
Además del peligro de las llamas, las autoridades enfrentan problemas de saqueos en las zonas evacuadas.
En respuesta, se implementó un toque de queda desde las 18:00 horas hasta las 06:00 hora local, con 20 personas arrestadas hasta el momento por robos. La alcaldesa Karen Bass advirtió que se aplicará una política de "tolerancia cero" para quienes saqueen propiedades.
Para apoyar en la protección de infraestructuras, la Guardia Nacional de California desplegará al menos 400 efectivos. El gobierno de Biden también ha prometido cubrir los gastos de lucha contra el fuego sin que California tenga que asumirlos.
Mientras tanto, la calidad del aire sigue siendo una preocupación, con niveles de contaminación considerados “insalubres”, lo que ha obligado a cerrar escuelas y universidades en el condado. Las autoridades instaron a la población a permanecer en casa debido al humo.
La esperanza de control de los incendios depende de la disminución de los vientos de Santa Ana, que alcanzaron ráfagas de hasta 160 km/h, pero las alertas de incendio continúan vigentes hasta el viernes.