Hace unos cuantos meses que se dan a llenar, normalmente ajustándose entre ellos, pero ocasionalmente llevándose a uno que otro inocente, como parece haber sucedido el fin de semana. Estos temas se tratan a partir de que han sucedido, la prensa local y seguramente la nacional se evita la especulación, porque los medios juegan un papel fundamental y por ello deben tener un manejo responsable. Han pasado los tiempos que se suponían cosas a este respecto. Hoy contamos los eventos de violencia, heridos y muertos, casi ningún detenido. Y así debe ser. Que los partes oficiales los den las autoridades. De acuerdo a lo que leemos y escuchamos sobre el fin de semana, no está por demás recordar a la gran mayoría, a la familia y al ciudadano común, que se evite ser una víctima más de esta cruenta lucha entre los grupos violentos y el gobierno en sus tres niveles.
En caso de ser llamados a detener su vehículo por los retenes del operativo, de inmediato si es de noche prender la luz interna, bajar los vidrios y colocar las manos sobre el volante; solicitar a los acompañantes –normalmente son familiares o amigos—que no hagan movimientos que a los oficiales puedan parecerles bruscos. Los que somos retenidos en cualquier punto, para ellos, los policías y oficiales del Ejército, somos “posibles delincuentes” hasta que no les probemos lo contrario. No valen protestas, ni corajes y menos influyentismo. Ellos van a hacer su trabajo. En una palabra, hay que demostrar a los guardianes de la ley y el orden, que su trabajo está bien pero deben hacerlo con otros y en sitios quizá cercanos o muy lejos.
Las autoridades saben contra quiénes luchan, de lo contrario estaríamos todavía en mayor indefensión. La sociedad no sabe ni le interesa. Está dedicada a sus quehaceres y lo que menos pretende es preocuparse por conocer quiénes son, como se llaman y qué hacen en sus tiempos libres.
En tanto, la delincuencia común hace de las suyas, el robo violento de vehículos que hasta hace un año más o menos, se le preguntaba a los cercanos y no sabían de ello, ahora se ha intensificado. En el entorno familiar en los últimos seis meses vivimos tres casos, todos a mano armada y llevándose los vehículos. Y sabemos que el secuestro ha aumentado impresionantemente, que las bandas se multiplican y hay de norte a sur y en el centro de la entidad. En el sur es en extremo arbitrario el hecho, son varios al día y luego se repiten en la misma familia hasta en tres o cuatro ocasiones. Se ha sembrado el terror. Por ello la aparición del “Morelos Seguro” creemos que es la panacea, que todo va a terminar. Ojalá.
Mientras tanto, la revista Proceso, de obligada lectura semanal, exhibe las razones por las que el ex comandante de la zona militar de Morelos, Ricardo Escurdia, está sujeto a investigación por parte de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y de la Procuraduría General de la República (PGR). Aunque a pocos impresiona –por ser un método común la combinación delincuencia—autoridades--, la información indica que va a subir de tono en cuanto se acerque el día de la elección.
Otra noticia obligada de comentario: Francisco Sánchez González, el ex secretario de Seguridad Pública de Cuernavaca detenido el mismo día que su jefe virtual Luis Ángel Cabeza de Vaca, fue liberado y exculpado de los cargos que lo tuvieron más de tres años preso en cárceles de máxima seguridad. Emocionado en su discurso de salida de la cárcel, Francisco Sánchez ahora debe llevar la bandera contra la impunidad de las autoridades. Según la justicia, siempre fue inocente. ¿Y los años privado de la libertad? ¿Y los maltratos? ¿Y la familia? Conocimos del propio Jesús Giles Sánchez que estaba atento de su juicio y siempre se manifestó convencido de su inocencia. Hoy, el recién fallecido ex presidente municipal, debe saberse tranquilo donde se encuentre. Sánchez González, ex policía federal de caminos, de trato despótico al mando, lejano de sus amigos de infancia, merece que se le haga justicia. Su forma personal de ser nada tiene que ver si fue o no víctima de un acto ilegal. Ya está libre, pero seguro que difícilmente le van a dar trabajo.
Por ello tiene que pelear con todas las herramientas. Si vale una recomendación para los responsables del Morelos Seguro: hagan su trabajo y no abusen, porque el horno no está para bollos, la gente está espantada y cansada. Por favor.
Y a la sociedad en general (excepto los delincuentes): hay que atender la petición de Morelos Seguro y sus integrantes, con respeto pero siempre atentos a que no se excedan. Colaborando pero con garantías. Y tiene que estar personal de las comisiones de los Derechos Humanos, la estatal y si se puede una de mayor confiabilidad: la Comisión Independiente de los Derechos Humanos que encabezan José Martínez Cruz y Juliana García Quintanilla.
Si el gobierno implementa programas para cuidar a la sociedad, que desde ésta también se envíen refuerzos, unos de estos son los ciudadanos defensores de derechos humanos.
Siempre inquieto Raúl Sánchez
Mi querido Javier; sigo pensando que el voto duro va a ser determinante, cualquiera de los dos será el ganador, ya que el briagadales (sic del columnista con una interrogación de a quien se referirá el morelense que vive en Minnesota) ni cuenta, pero yo me pregunto de ganar el que es un peligro para Morelos: ¿DÓNDE ESTÁN LOS MORELENSES, CHINGAO? YO NO PODRÉ VOTAR PERO ESTOY LLAMANDOLE A LOS AMIGOS Y A MI FAMILIA PARA APOYAR A ORIHUELA, POR LO MENOS ES NATIVITO MORELENSE, EL OTRO ES TABASQUEÑO. A ESPERAR.