El homicidio de Rebeca Díaz García fue muy comentado en Morelos y a nivel nacional, porque a través de internet se difundió el video en el que se observa cómo un hombre, con pistola en mano, la noche del 4 de marzo, ingresa al supermercado, camina por el pasillo frente al área de cajas, se detiene frente a la mujer y le dispara en cuatro ocasiones, a quemarropa, ante la mirada de un cliente que en ese momento se encontraba en la caja y un empacador.
Ayer por la mañana, en la Sala Dos de Juicios Orales, se llevó a cabo la audiencia de formulación de imputaciones y ahí el hombre pidió rendir su declaración, a pesar de que el juez de Control, Arturo Ampudia, le dijo que podía hacerlo en otro momento.
El imputado, Uriel Ramón Espinoza Sánchez, de 20 años, incluso permitió que sus datos personales y fotografía fueran publicados en los medios de comunicación, ya que dijo estar interesado en que se difundieran detalles de su detención.
Aclaró que fue arrestado por el robo a una gasolinera (no mencionó cuál) y que tras ser detenido por la Policía Preventiva, al lugar llegaron agentes de la SEIDO.
Según el detenido, el Ministerio Público del fuero federal lo mantuvo arraigado 42 días, a través de una orden otorgada por un juez de distrito, pues era investigado por delincuencia organizada, entre otros delitos.
Con la voz entrecortada, dijo que desde un inicio, la Policía Federal presuntamente lo torturó, pues le dijeron que él formaba parte del grupo “Guerreros Unidos” y que tenía en su historial varios delitos.
“Me torturaron con toques en los testículos, me ponían videos de decapitados y me decían que ellos les habían cortado la cabeza. Me pusieron un cuchillo y me preguntaron que si quería morir de esa manera”, relató el joven, que aunque tenía la obligación de ver al juez, tenía su mirada siempre hacia el piso.
El hombre describió que un comandante “alto, calvo y corpulento” es el que siempre lo amenazó e incluso los agentes le dijeron que si no se declaraba culpable, entonces iban a asesinar a su mamá.
“La cosa llegó a tal nivel, que un día fue a verme el ministerio público y me dijo que necesitaba que ampliara mi declaración; y entonces me dio una lista con varias direcciones y le pregunté que para qué eran, y me dijo que las memorizara porque ahí hubo personas secuestradas”, afirmó.
El hombre se quejó de que no fue asistido en su momento por abogados de oficio, ya que indicó que declaró ser el homicida de la joven y otros crímenes por las amenazas de los agentes.
Afirmó que inició una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pues considera que no es responsable de los delitos por los que se le pretende juzgar.
Por su parte, la Fiscalía Contra Homicidios dijo tener suficientes elementos para presumir que fue Uriel Ramón quien asesinó a la mujer y afirmó que en la carpeta de investigación no obran datos que refieran que el joven fue torturado.
Además, dijo que el video difundido en redes sociales y noticieros nacionales servirá para demostrar que él es el responsable.
Al término de la declaración del imputado, el juez preguntó si era su deseo que en ese momento se resolviera su situación jurídica, pero el hombre pidió que sea hasta el viernes, a las 11 horas, cuando se lleve a cabo otra audiencia, en la que se determinará si el hombre es o no llevado a juicio.
Una de las líneas de investigación del homicidio de la cajera es el ajuste de cuentas entre grupos delincuenciales, pues a mediados de 2013, el esposo de la víctima, Carlos “N, fue asesinado a balazos cuando viajaba a bordo de un automóvil Chevrolet Cavalier, en el municipio de Jiutepec.