El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que sus hijos no tienen ninguna influencia en su gobierno, después de que se diera a conocer que su primogénito José Ramón López Beltrán vivió en una casa que perteneció a Keith Schilling, un alto ejecutivo de la empresa Baker Hughes, compañía que actualmente tiene contratos por 151 millones de dólares en el sector petrolero del país.
Durante la conferencia de prensa matutina de este lunes, el mandatario afirmó que “no son iguales” que sus antecesores y acusó los comunicadores que realizaron el reportaje de estar “al servicio de la mafia del poder”.
“Este fin de semana salió el escándalo de que mi hijo José Ramón, ya grande, de 40 años, casado, vivía en una residencia en Houston, queriendo equiparar, diciendo que somos iguales, Carmen Aristegui casi lo compara con la casa blanca. Nada más decir que en este gobierno no tienen influencia mis hijos, no se le da contrato a ningún recomendado. En el asunto del matrimonio ahí está complicado meterse, ellos se casaron y al parecer la señora tiene dinero, pero no tiene nada que ver con el gobierno, ni un contrato, ni una recomendación, no somos iguales”, sentenció.
Asimismo, López Obrador reiteró que la “honestidad” es lo más importante en su vida y que no le importa el dinero ni los bienes materiales.
“No me importa, no me interesa el dinero y tampoco tengo tanto apego al poder. El poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. El poder es humildad y poder decir adiós. Es un momento”.
AMLO también sentenció que “no todo el que tiene es malvado” y dijo que hay personas que han hecho su patrimonio con esfuerzo, trabajo y conformidad con la ley.
“Ellos merecen respeto. Yo estoy en contra de la riqueza mal habida, me molesta la corrupción, me indigna”, finalizó.