Una vez más, el presidente López Obrador se lanzó en contra de las críticas al subsidio de las gasolinas que ha implementado durante su administración.
Este apoyo económico se ha obtenido a partir del aumento de precios del crudo a nivel internacional, por lo que no forma parte de un gasto extra para el gobierno, explicó el presidente.
“El barril del petróleo se está vendiendo a 113 dólares, los excedentes se están obteniendo por los precios altos del petróleo y ayudan a compensar el subsidio en el IEPS, es una cuenta sencilla”, expuso.
La estrategia se estableció para combatir los altos niveles de inflación provocados a partir de la invasión a Ucrania, la cual se ha ubicado 29 quincenas consecutivas por encima del rango objetivo fijado por el Banco de México.
“De esa manera controlamos la inflación, de esa manera tenemos menos que Estados Unidos”, presumió el mandatario.
Sin este subsidio, el aumento del 22 por ciento al salario mínimo, implementado a inicios de este año quedaría anulado, considera el presidente.
“La inflación es un impuesto que daña mas a los pobres. Podemos estar incrementando los ingresos de la gente pero si hay inflación se nulifica el aumento a los ingresos y los aumentos en el salario”.
Esta aversión a su estrategia es parte de la satanización a la palabra subsidio que se gestó durante el periodo neoliberal en México, afirmó.
“Para los conservadores eso no debería de hacerse, el subsidiar la gasolina, la palabra subsidio desde que empezaron a imponer el neoliberalismo la satanizaron en Mexico, todo aquello que se considera benéfico para el pueblo”.
Por ello, hizo una distinción con sus adversarios y consideró que “ganamos porque se fortalece economía popular, de todas maneras tenemos un excedente de 4 mil 500 millones de dólares en el cuatrimestre, estaríamos obteniendo 16 mil millones de dólares adicionales”.
El estímulo fiscal se ha mantenido al 100 por ciento para todas las gasolinas desde el 12 de marzo pasado.