Adame Castillo estuvo presente en la ceremonia que tuvo lugar en el Teatro de la Republica, donde se dieron cita los representantes de los Poderes de la Unión, gobernadores y los titulares de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y del Instituto Federal Electoral, entre otros distinguidos invitados.
En entrevista posterior a la ceremonia, el mandatario morelense expresó que particularmente en este año, en el que se toman decisiones fundamentales en la renovación de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, debe ser la Constitución, un instrumento rector que anime una participación ciudadana más activa, con plena seguridad en sus derechos políticos.
Mencionó que aún quedan reformas pendientes como las mencionadas por el Presidente Felipe Calderón sobre la Ley de Seguridad Nacional, la Reforma a la Ley Federal del Trabajo, la Reforma Política, entre otras.
No obstante, Marco Adame reconoció que se han logrado reformas importantes en materia de derecho humanos y en materia de justicia a través del Sistema Adversarial, por lo que insistió en que es preciso asumir esa responsabilidad desde el Poder Legislativo en cuanto a estas reformas que México necesita para el desarrollo.
En su intervención, el Presidente Felipe Calderón manifestó la Constitución General de la República es la norma suprema de la unión. Y la República democrática y Federal que en ella se consagra, permite a los mexicanos no sólo contar con las mayores garantías a nuestros derechos, sino integrar los Poderes públicos, conforme a reglas democráticas que hay que preservar y poner en práctica.
“Se dice fácil, pero México cuenta con una democracia vibrante, con absoluta pluralidad y libertad de expresión de los ciudadanos, con equilibrio de poderes, donde ningún partido tiene ni hegemonía, ni dominio en los Poderes uno sobre otro”, subrayó.
En este sentido, el Presidente de la Republica sostuvo que sólo el Estado de Derecho permitirá a los mexicanos gozar plenamente de libertades, sin temor a que tales libertades sean canceladas por un poder autoritario o por un poder de facto, como lo es ahora, el propio crimen que asola al país, y sólo el Estado de Derecho permitirá forjar una Nación con igualdad de oportunidades, en la que todas las familias puedan salir adelante, a partir de su esfuerzo.