Apuntó que entre los pacientes considerados de mayor vulnerabilidad, se encuentran los menores de cinco años de edad.
Las autoridades recalcaron que es fundamental el dar a conocer las acciones de prevención e insistir en la importancia de acudir de inmediato al médico, pues en esta temporada los ataques del arácnido numéricamente se disparan. Aseguró que en Morelos se utiliza un faboterápico muy eficaz, derivado del equino, que incluso, su utilización ha sido autorizada por la agencia especializada en la materia en Estados Unidos.
Refirió que en todo el estado se ha dotado a las unidades médicas de suero antialacrán suficiente para atender el aumento en la demanda, al indicar que al año se espera más de 33 mil casos. Hasta la semana 12 se tuvo un registro de 6 mil 200 pacientes y en la última se estima que habría aumentado en 800 casos más.
Al señalar que estas cifras están dentro de lo esperado, el biólogo recordó que en Morelos son endémicas especies de alacrán que son de las más ponzoñosas o venenosas, entre ellas el centuroides limpidus limpidus. De tal manera que es fundamental insistir en la prevención y reacción oportuna y adecuada.
Refirió que en la temporada de calor los alacranes tienen el ciclo reproductivo, lo que ocasiona que proliferen y que intensifiquen su actividad en busca de alimento, generalmente por las noches y madrugadas. “Es importante hacer notar que la creencia de que hay personas a las que no les hace nada el veneno de alacrán no tiene sustento científico. Lo que sabemos es que el alacrán utiliza el veneno para paralizar a su presa, y una vez que lo secreta o lo inyecta al picar, tarda hasta 72 horas en regenerarlo. Por eso es que muchas personas alguna vez han sentido el piquete, pero no tienen síntomas del veneno, porque podrían haber sido picadas en ese lapso, lo que no significa que en la siguiente ocasión que sufrieran la picadura sí tengan efectos”, explicó.
Las autoridades sanitarias insistieron en recordar a la población las medidas de prevención, que en su mayoría están relacionadas con barreras físicas: el cuidar que los menores no metan las manos debajo de piedras o grietas en paredes; sacudir las camas, ropa y zapatos antes de usarlos, colocar mosquiteros en ventanas y puertas y pabellones en camas, limpiar la vivienda y eliminar la acumulación de objetos.
El biólogo recordó que el primer síntoma es el dolor en la zona del piquete y posteriormente la sensación de adormecimiento o de polvo en la garganta.