Desde las ocho de la mañana, voces de inconformidad se escucharon afuera del recinto legislativo, sin embargo, éstas eran contenidas por barreras humanas y de metal.
Fueron transportistas los que se manifestaron por incrementos en servicios y derechos; trabajadores sindicalizados de la UAEM, que mantienen su amenaza de huelga; ciudadanos de Cuernavaca, que insisten en que se disminuyan las tarifas en servicios públicos; cientos de personas que acudieron al Congreso local para presenciar el mensaje que con motivo de su informe de gobierno, el jefe del Ejecutivo Graco Ramírez, daría en la sesión solemne de apertura del segundo año de la LII Legislatura.
Los minutos pasaron y nadie que no fuera invitado a la gran fiesta del Poder Legislativo o simpatizantes del gobierno estatal, y que fueron los menos, pudo a acercarse a 40 metros de la entrada al recinto Matamoros.
La provocación de aquellos que gritaban a favor del gobernador, que con mantas vistieron su movilización, provocaron que decenas de transportistas enardecieran.
Ni las vallas humanas ni de metal pudieron contener más la molestia. A golpes, empujones y como pudieron, los prestadores del servicio de transporte colectivo en el estado lograron abrirse camino y avanzar hasta el frente del Congreso local.
Las decenas de elementos de seguridad, vestidos en su mayoría de civiles, parecían no poder controlar la situación.
Tras varios intentos de negociación, finalmente un grupo representado por líderes de la Federación Auténtica del Transporte y Rutas Unidas logró entrar hasta el Salón de Comisiones, donde sólo un diputado, Juan Ángel Flores Bustamante del PRD, los recibió.
Los líderes transportistas advirtieron de la violencia que podría desatarse afuera del Congreso local si los legisladores y el gobernador no atendían sus demandas. Por lo anterior, se acordó que el próximo martes, a las 10 de la mañana y en la misma sede del Poder Legislativo, se reunirían diputados, concesionarios y representantes del gobierno estatal, a fin de atender a la iniciativa de reforma a la Ley General de Hacienda.
Un salón de plenos vacío
Contrario a lo que en las calles se escuchaba y se veía, en el salón de plenos la clase política, trabajadores del gobierno y simpatizantes de éste aguardaban al arribo de los representantes de los tres Poderes del Estado.
Algunas melodías de la banda de músicos, contratada por el Congreso, amenizaban el ambiente. Fue a las 10:41 de la mañana cuando finalmente dio inicio la sesión solemne y tras la polémica de una semana anterior, diputados y el gobernador se encontraron.
Al mismo tiempo, afuera, en la calle Matamoros, sólo unos cuantos permanecieron hasta ver la retirada de policías cerca de las dos de la tarde.