Además un grupo de jóvenes identificados como "anarquistas" e integrantes de Tribus Urbanas y estudiantes tomaron la caseta de la autopista La Pera- Cuautla en el municipio de Tepoztlán y dieron el paso libre a vehículos.
Como parte de la llamada "acción global por Ayotzinapa" este 20 de noviembre hubo movilizaciones en tres diferentes horarios en Cuernavaca, en tanto que otros normalistas y maestros se sumaron a la mega marcha en el Distrito Federal.
Al medio día, el contingente inició en la glorieta de La Paloma de la Paz donde se congregaron ciudadanos en general, integrantes de agrupaciones civiles y, sobre todo, maestros y estudiantes.
De manera simbólica, pintaron el agua de la fuente de la entrada a la ciudad de rojo, "como la sangre que ha sido derramada" de las víctimas de la violencia y la represión.
De manera pacífica, sin incidentes, caminaron hasta el zócalo de esta ciudad, donde -con autobuses- normalistas de Cuautla y Amilcingo cerraron algunas calles hasta cerca de las cuatro de la tarde.
Desde temprana hora un grupo de más de un centenar de jóvenes encapuchados (quienes dijeron ser estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, mientras otros se identificaron como miembros de Tribus Urbanas, anarquistas y otros que dijeron ser normalistas) tomaron la caseta de peaje de la autopista La Pera- Cuautla, sin obstaculizar la circulación.
Pidieron a los cobradores que se replegaran y "liberaron" el paso, para que los vehículos pasaran sin pagar cuota. A cambio, "botearon" en el lugar. Afirmaron que el dinero recaudado sería entregado a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa. Esa movilización concluyó con una asamblea, ya entrada la noche en Tepoztlán.
En el desfile oficial conmemorativo del aniversario de la Revolución, al final del contingente, se introdujo un grupo de más de doscientos jóvenes, todos vestidos de negro, con pancartas, lonas y consignas en apoyo a Ayotzinapa.
Los manifestantes - en su mayoría estudiantes de nivel medio superior, pero también acompañados por padres de familia y hasta abuelos- marcharon por el mismo curso que el desfile cívico deportivo.
Por la tarde, a partir de las 17 horas inició la concentración de otro numeroso contingente que marchó de igual forma por las principales calles de Cuernavaca, desde El Calvario hasta la explanada frente a la estatua de Emiliano Zapata, a un costado del Palacio de Cortés.
De acuerdo con los manifestantes, sumaron más de tres mil, aunque según el reporte policíaco participaron en esa marcha alrededor de mil 500 personas.
Marcharon familias completas, amas de casa, estudiantes de universidades públicas, del Centro Morelense de las Artes, integrantes del Movimiento Magisterial de Bases, organizaciones del Pacto por la Soberanía Alimentaria, Energética y lo derechos constitucionales de las y los Trabajadores; académicos, artistas y de manera notoria en cuanto a número, miembros del sindicato de Telefonistas de la Unión Nacional de Trabajadores.
"Uno, dos, tres ...cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres ¡Justicia!" es el conteo que ya se ha convertido en grito y eco en las movilizaciones por los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, no sólo en Morelos sino el todo el país.
Con este grito conmovedor arribaron al zócalo los manifestantes; lo mismo un grupo musical, que artistas realizando un performance, otros más disfrazados del traje tradicional de "los viejitos", otras portando veladoras y pancartas, y la inmensa mayoría vestidos de negro.
Eran cerca de las 18:30 horas cuando llegaron a la calle de Galeana, a espaldas del palacio de gobierno, donde arreciaron los gritos en repudio a políticas gubernamentales, a la violencia, a la pobreza y a la inseguridad.
María Teresa Vega García, secretaria general del Sindicato Nacional de Telefonistas de la República Mexicana en Cuernavaca, destacó que como otros muchos sindicatos, el suyo ha participado en múltiples marchas, además de apoyar a una de las tres caravanas que encabezaron los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, quienes les hicieron saber en reunión con organizaciones sociales, que han sido objeto de amenazas por parte del gobierno, además de apoyar otras movilizaciones. "Estamos participando como mucha gente porque ¡ya basta! el pueblo está cansado de que nos mientan y crean que no somos seres pensantes, que se les olvida que no pueden desaparecer a estos jóvenes y que no pueden seguir mintiéndonos sobre lo que les ocurrió".
Ahí entre la multitud caminaba también Óscar Menéndez Zavala, cineasta, documentalista y fotógrafo, famoso a nivel internacional que se caracteriza por el tratamiento cinematográfico de temas sociales y claramente identificado con el movimiento estudiantil de 1968. "Ésta manifestación corresponde a un movimiento mundial, donde México está hundido en la injusticia y esto no puede seguir así, si no lo cambiamos, iremos a la ruina el poder, el gobierno, los partidos políticos están derruidos", dijo el cineasta.
Desde su punto de vista hay diferencias de lo que ocurrió en fechas recientes en México y lo sucedido en 1968 "la diferencia es brutal porque aquella vez nos pudimos defender y nos aplastaron, pero esta vez todo el pueblo de México está bajo una injusticia y un desorden totalmente marcado por el narcotráfico, tenemos un país con un gobierno corrupto, corrompido y eso no puede seguir así, lo que necesitamos es la organización del pueblo, sin líderes corruptos, sin partidos políticos, porque todos los partidos han fallado".
A juicio del también promotor de la conservación de archivos indígenas y sociales, éste hecho "rebasó al 68, porque aquella vez nos mataron a 300 gentes en la plaza de las Tres Culturas, pero esto todavía más grave porque fue el mismo Estado corrupto el que llevó a los estudiantes de Ayotzinapa, y la violencia, la delincuencia rebasa cualquier historia de movimientos sociales de México".