Lizbeth “N”, de 17 años, permanecerá sujeta al proceso penal, pero lo enfrentará en libertad, ya que no se cumplían con las causas para mantenerla en la medida cautelar de prisión preventiva. Es por ello que estará bajo el cuidado de su madre, además de que deberá acudir mensualmente a la Unidad de Medidas Cautelares para Adolescentes (Umeca) a firmar el libro de registros.
Durante la audiencia de vinculación a proceso se detalló que la adolescente no fue quien privó de la vida al bebé, ni tampoco tuvo la intención de lesionarlo, sino que ella se percató de que su pareja estaba maltratando al pequeño, ya que en el momento de llegar se dio cuenta de que su pareja lo sacudía fuertemente e incluso lo aventó de manera violenta sobre el colchón de la cama.
Ante ello, la adolescente se percató que el bebé ya no respiraba, por lo que lo levantó para sacudirlo, pero no con la finalidad de lesionarlo, ni privarlo de la vida, sino para reanimarlo. Incluso, al no tener éxito, solicitó el apoyo de sus vecinos para llevarlo al Centro de Salud. Sin embargo, al arribar a la clínica, ya no lograron hacer nada por el pequeño.
Es por ello que en la audiencia se concluyó que la adolescente no tenía la intención de privar de la vida al menor, pero sí desarrolló una conducta culposa porque en el momento de que ella se dio cuenta que su bebé ya no reaccionaba, no tuvo que moverlo y pedir los auxilios correspondientes.
Por eso, como ella lo sacudió, posiblemente esto pudo haber originado el deceso del pequeño, aunado a que el médico legista señaló que el niño falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico producido por el síndrome del bebé sacudido.
Ahora será el agente del Ministerio Público quien tendrá que indagar quién privó de la vida al pequeño, ya que la pareja de Lizbeth también lo sacudió y lo aventó al colchón.
Por lo pronto, la reclasificación del delito le permitió a la adolescente gozar de su libertad, aunque con algunas condiciones.