Derivado de la queja interpuesta hace unos meses por la Asociación de Colonos de Delicias de Cuernavaca A.C., el organismo defensor de los derechos humanos solicitó a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Ayuntamiento de Cuernavaca copias de las licencias de construcción y uso de suelo de ambos edificios, para revisar si fueron expedidas adecuadamente y si los constructores cumplieron con todos los requisitos, incluyendo los estudios de impacto ambiental y vial.
Sin embargo, la información requerida nunca fue proporcionada, y la Comisión de Derechos Humanos al no recibir respuesta de las autoridades municipales, cerró la instrucción de la queja y resolvió que hubo omisión u ocultamiento de información por parte de algunos servidores públicos.
Por tal razón, hace unos días la CDHEM emitió una recomendación al Ayuntamiento de Cuernavaca –que incluso resolvió aceptarla inmediatamente- para que el presidente municipal, Manuel Martínez Garrigós, instruya a la Contraloría Municipal iniciar procedimientos administrativos contra los funcionarios de las áreas de Planeación y Desarrollo Urbano, las direcciones de Uso de Suelo y Construcción de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas que negaron a la Comisión la documentación solicitada.
También solicitó que en caso de que los funcionarios públicos hayan incurrido en actos irregulares y haya responsabilidades penales, se inicie la denuncia correspondiente ante la Procuraduría General de Justicia.
Y es que ante el hermetismo con que se expidieron los permisos en la administración municipal pasada, se generaron suspicacias sobre la legalidad de los permisos no sólo por la construcción de la Ciudad Judicial, sino por la del edificio corporativo que rebasa los cuatro pisos, máximo permitido para la construcción de inmuebles en Cuernavaca de acuerdo con el reglamento municipal en la materia.
En la recomendación el organismo defensor de los derechos humanos pidió a la comuna capitalina crear un órgano con capacidad técnica, científica y jurídica encargado de emitir los dictámenes y estudios técnicos para la aprobación de planes parciales cuando las obras de construcción sean de interés público o tengan impacto masivo.
De esta forma, dice la recomendación: “la sociedad tendrá certeza de que se cumplió no sólo con las normas de planeación urbana, sino con las expectativas ecológicas en la aprobación de cualquier acto de gobierno”.
Ante el inminente caos vial que habrá en la zona, donde de por sí existen problemas de congestionamiento vehicular graves, la Comisión de Derechos Humanos requirió al Ayuntamiento de Cuernavaca instalar el equipamiento urbano necesario para garantizar la vialidad en la zona que permita el desarrollo de los centro de población aledaños en condiciones óptimas.
Asimismo, la Comisión emitió una solicitud al Poder Ejecutivo para que en conjunto con el Ayuntamiento de Cuernavaca emprendan acciones para la aprobación, evaluación y revisión de los actuales planes parciales y de los que se expidan en lo sucesivo para la edificación de obras de gran impacto ambiental en el estado.
Origen de la inconformidad
La construcción de la Ciudad Judicial, ubicada en la colonia Flores Magón frente al centro comercial Galerías Cuernavaca, inició en mayo de 2009 con una inversión de 407 millones de pesos; simultáneamente una empresa comenzó la construcción de un edificio corporativo justo a un costado del inmueble judicial.
Desde la construcción de la zona comercial, que abarca Galerías Cuernavaca y Plaza Diana, se han generado problemas de circulación vehicular en la zona porque no existen vialidades alternas.
Al anunciarse los nuevos proyectos, los representantes de varias zonas residenciales y colonias populares aledañas expresaron su inconformidad, pues no sólo existen dificultades para transitar, sino de abastecimiento de agua potable.
De acuerdo con los datos disponibles, se calcula que la Ciudad Judicial albergará alrededor de 700 trabajadores y que la cifra se duplicará con los empleados de las oficinas del edificio corporativo.
A pesar de que hay un distribuidor vial que conecta con la autopista México-Cuernavaca-Acapulco, existe sólo una avenida que comienza con ocho carriles y termina sólo con dos, con circulación en ambos sentidos, que crea un cuello de botella que dificulta el tránsito vehicular.
Por lo tanto, generalmente para dirigirse de Flores Magón hacia avenida Diana o de los entronques hacia a la autopista, o viceversa, es una carrera contra el tiempo y una pelea cotidiana entre conductores.
Además, la construcción de los nuevos edificios, según los colonos, ha violado la carta urbana de Cuernavaca, en virtud de que originalmente el uso de suelo era exclusivamente habitacional.