Jojutla.-Leonardo Martínez, “El León del Acordeón”, actuó y produjo el largometraje Soy un tahúr, sin tener un peso en la bolsa, ni actores, ni camarógrafos. Mucha gente lo tildó de a loco, pero él siguió con su propósito, hasta que lo concluyó.
La idea de hacer una película le había estado dando vueltas en la cabeza por varias semanas, hasta que un día, en el mercado municipal Benito Juárez, de Jojutla, en su local de venta de pan se decidió y, “como el Borras”, se aventó a conseguir guionista, director, actores, fotógrafos, locaciones y dinero para costearla.
“Al principio la película se iba a llamar Confusión fatal, pero los guiones que me hicieron no me gustaron. Le hablé a mi amigo José Luis Vera Alamillo y me dijo que tenía algunas opciones, una era Soy un tahúr, y me gustó, porque es para toda la familia, no ofende a nadie; José Luis fue el guionista y director”.
Relató que Soy un tahúr se llevó aproximadamente ocho días de grabación de 10 horas diarias. Comenzaron el 7 de septiembre y terminaron el 15. Lo más costoso fue la fotografía, la dirección y edición.
Al primero que llamó fue al director, José Luis Vera Alamillo, director y guionista con una larga trayectoria: El primer bazukazo (2012), Los empleados de la mafia (2011), 500 Balazos 2 (El principio) (2011), Mi última misión (2011), La troca del moño negro (2008), Día de los malandrines (2006), Se les peló Camelia: La burrera (2006), etcétera.
Durante la filmación de la película, José Luis Vera concedió una entrevista y confirmó que estaba proporcionando el guión de la película y le daría cinco días de dirección a Leonardo, por la amistad que los une.
“Con los actores (Ubaldo Martínez, Juan Hernández, Rocsy Flores, Víctor Hernández, Antonio Morquecho) fui personalmente a invitarlos para que participaran en la película. Ninguno había actuado, pero accedieron porque son mis amigos”.
“Invité a mucha gente para que actuara, al final llegaron pocos y con esos pocos armamos la película. No hubo casting, los personajes principales los fuimos definiendo y los secundarios se fueron dando a los amigos que llegaban, somos entre 15 y 18”, dijo Leonardo Martínez.
Ha protagonizado varias películas
El músico y compositor originario de Jojutla, de 37 años, a quien de cariño le dicen “El Chino”, toca varios instrumentos; inició desde los siete años y desde hace ocho es acordeonista, pero también tiene sus tablas en la actuación:
“He actuado y producido ocho videoclips y he protagonizado algunas películas filmadas en varias partes de México y el extranjero: Sicario del infierno, La verdadera historia de Jesús Malverde; Hambre, sed y muerte en el desierto, Matando asesinos, entre otras”, comentó.
Soy un tahúr cuenta la historia de un hombre que es un jugador profesional; por razones de apuesta se ve envuelto en un homicidio que no cometió, pero que varios “malosos” le imputan. Todo se filmó en El Jicarero, en Tequesquitengo y algunas escenas en Tlaquiltenango.
La película se vende en la cabecera municipal de Jojutla, en los puestos de revistas. Según Leonardo, le está yendo muy bien porque la gente está comprándola:
“Me estoy capitalizando para hacer otra película, también para toda la familia. Aprendí muchas cosas en la primera y en la siguiente me saldrá mejor. Se va a llamar El panadero y sus bizcochos”, afirmó.
El león no es como lo pintan
Leonardo Martínez Soriano, “El León del Acordeón”, mide un poco más de 1.60, es robusto, moreno, su pelo es negro, ensortijado, y lo trae largo, con unas patillas al estilo de Ramón Ayala, acordeonista a quien admira.
Nació en Jojutla el 26 de noviembre de 1981. Ha compuesto más de 40 canciones, principalmente corridos, y es muy conocido en la región.
Durante algunos años se fue a trabajar al norte y a Estados Unidos. Allá se tuvo que foguear con músicos muy buenos y también tuvo la oportunidad de aprender con grandes acordeonistas como Juan Villareal y Amador Lozano, el “Centavito”.
Después regresó a Jojutla, donde tiene una pequeña panadería en la que trabajan él, su esposa y sus hijos; el pan lo van a vender en el mercado municipal.
“Los locos no tenemos pena”
Leonardo es un hombre desinhibido y emprendedor. En una entrevista del año pasado con motivo de la composición del corrido La Virgen Migrante, de su autoría, se le preguntó qué le decía la gente (sus conocidos, sus amigos, su familia) sobre todas estas actividades a las que se dedicaba y sobre sus iniciativas nada ordinarias, como producir una película:
“Mucha gente me ve como alguien o algo raro. Me gusta echar desmadre, pero cuando me propongo algo no hay poder humano que me haga desistir y concluir los proyectos. Muchos me dicen que estoy loco”, respondió.
–Y ya en confianza, en corto, pues; ¿no te dio pena andar alborotando a la gente para que actuara en tu película?
–Los locos no tenemos pena, por eso somos locos.