Las ceremonias de día de Muertos de todos los pueblos indígenas de México fueron distinguidas por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
En Morelos, Ocotepec -uno de los 12 pueblos que conforman el municipio de Cuernavaca- recuerda a las almas que han partido con tal fervor que las festividades a los muertos constituyen una de las más importantes de su calendario.
En el año 2014, el 2 de noviembre, el pueblo de Ocotepec recibió el facsímil del título de inscripción de las Festividades indígenas dedicadas a los muertos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como una forma simbólica de resaltar el valor universal de la festividad que preservan los habitantes de esta comunidad. Cómo testigo se colocó una placa en la entrada del panteón de Ocotepec.
Después de este hecho tan importante para el pueblo de Ocotepec, y siendo parte junto con su familia de la vida cultural del pueblo, surgió la iniciativa de mi colega el Chef Moisés Tapia Aguilar de seguir los pasos de su papá David Tapia Bizarro, e iniciar una investigación con la finalidad del rescate de los platillos de la cocina ritual de las festividades de día de muertos en el pueblo de Ocotepec, lugar que lo ha visto nacer y dónde radica actualmente.
Mientras observo a detalle la mitad de la torta cubana que me ha invitado mi colega y tratando de descifrar cómo será la mejor manera de deleitarme con el enorme bocadillo, escuchó atenta sobre las tradiciones de Ocotepec.
Una característica de los altares es “el cuerpo simulado”, un bulto que viste la ropa y zapatos de la persona que falleció, para dar la apariencia de que está presente.
En lugar de cabeza se coloca una calaverita de azúcar con un sombrero o un rebozo. Alrededor del cuerpo se disponen flores, velas y fruta, y en los pies la ofrenda de alimentos y bebidas.
Viene a mi mente don Jesús Pérez Uruñuela, compañero cronista Q.E.P.D. y con quien recorrí por primera vez Ocotepec en día de muertos y participe de "la cereada".
Cómo olvidar el disfrute de los antojitos que se comparten al visitar una ofrenda nueva.
La fiesta de día de muertos inicia en Ocotepec ocho días antes del 2 de noviembre.
Se lleva a cabo un novenario antes de la llegada de los fieles difuntos y durante el novenario se comparte con los visitantes café de olla, pan de leña, atole y tamales de cintura, que pueden ser verdes o rojos, con carne de puerco o pollo.
Me comenta el Chef Moy que si bien las celebraciones de día muertos son las de mayor relevancia, la fiesta patronal del pueblo también se realiza con mucho fervor.
Se celebra el 6 de agosto, en honor a San Salvador; sin embargo, la fiesta inicia cinco días antes, cuando los cuatro barrios que forman Ocotepec -La Candelaria (Tlanehui), Los Ramos (Tlacopan) Dolores (Culhuacan) Santa Cruz (Xoxogotepazola)- empiezan a llevar las promesas saliendo de su iglesia de origen y llegando a la parroquia principal. Se les asigna un día a cada uno desde el 2 de agosto. El día de la fiesta grande es el día 6, que se celebra con un banquete de mole de guajolote o pollo, un mole de poco picor que se prepara principalmente con chile pasilla, chile ancho y chile mulato, acompañado con su arroz, cual debe de ser. En algunas casas le agregan a la receta chile guajillo.
Él aprendió la receta de su abuela Emilia Bizarro Rodríguez, que junto a las chimoleras Ignacia Balderas y Rosa Balauzarán eran las encargadas de cocinar para la fiesta patronal.
Sobre los tamales que no pueden faltar en la cocina tradicional de una comunidad, el Chef Moy me comenta que en Ocotepec se preparan los tamales de haba y tamales de ombligo, que se preparan con frijol y deben su nombre a la hendidura que se hace en un extremo para insertar la punta de la hoja hacia dentro del tamal.
Esto genera una cocción más uniforme y permite que al abrirlo se aprecie el marmoleo de la masa con el frijol.
El Chef Moisés Tapia Aguilar es egresado de Euromar y cursó la maestría en Educación en la universidad Fray Luca Paciolli.
Es docente de Conalep Tepoztlán con 11 años dedicados a la docencia, en los cuales ha viajado a países como Belice y Argentina para impartir cátedra de cocina mexicana y representar al estado de Morelos.
Además es el chef instructor de los equipos ganadores que representaron a Morelos en el cuarto y quinto concurso nacional de cocina mexicana que organiza cada año el Conalep (Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica).