El domingo 19 noviembre de 2017, el Monstruo de San Antón (en adelante el Monstruo) se encontraba en su local en el gigantesco tianguis de Chamilpa. uno de sus vecinos que él llama “latoso” (porque sólo lo buscan cuando necesitan lana) llegó corriendo para avisarle que al Centro de Acopio de Chamilpa que administra el Monstruo -localizado en avenida Defensa Nacional 22, Ampliación Chamilpa (a un lado del tianguis)- habían llegado unos weyes en unas camionetas blancas, eran de Monterrey y lo andaban buscando para “darle unos cosas”.
El Monstruo respondió que no podía, que estaba en el puesto y que si querían verlo esos weyes, que subieran. El chamaco regresó con el mensaje.
Cinco o diez minutos después el chamaco volvió a pararse frente al Monstruo:
-Dice mi papá que bajes, que es urgente. Que quieren dejarte unas cosas.
Bastante molesto, el Monstruo le volvió a decir que si tanto les urgía verlo que subieran, porque no podía dejar su puesto.
El chamaco se dio la vuelta; iba encabronado. Seguramente su papá le había insistido y hasta amenazado para que me fuera de dar el mensaje. Y no logró que el receptor bajara.
En sus adentros el Monstro buscaba de quiénes quién o pudiera tratarse, qué enemigos de los cientos que había hecho podría ser, sobre todo en el muy lejano pasado, cuando le pusieron ese apodo que le quedaba tan bien, porque fue un culero, mariguano, malamadre, pasado de lanza.
Iban en camionetas blancas, le querían dejar personalmente unas cosas. Pensó que eran policías y le comentó a su carnal que lo andaban buscando, y éste le dijo que no bajara, que si esos hijos de la chingada subían a querer hacerle daño no se la iban a acabar.
Entonces el Monstruo le dijo a uno de sus ayudantes, a Esteban, que se lanzara a ver qué tranza:
-Ve a ver qué pedo, wey, si se ven raros avísame. Y si quieren dejar algo abre la bodega y que ahí metan las cosas. Te vienes de volada.
Pasaron diez, quince, veinte minutos y Esteban no volvía:
“¿Qué vergas le habrá pasado a este cabrón, y si lo levantaron o se lo echaron?” Pensaba el Monstruo; entonces le dijo a su carnal (que tiene un puesto frente al suyo en el tianguis) que fuera a ver qué onda, porque del EstEban ni sus luces. El carnal del monstruo se disponía a salir, pero Esteban estaba llegando:
-¿Qué pedo?
-Es cierto, son unos weyes que preguntan por ti. Son como cuatro.
-¿Qué facha tienen?
-Están pelones y tatuados.
-¡Noooo, que se vayan a la chingada, yo no bajo!
Una hora después, al Monstruo comenzó a recibir en su celular fotografías de sus compas: se veían muy alegres junto a unos pelones tatuados, que habían llegado en unas camionetas blancas a dejar víveres para los damnificados del sismo del 19 de septiembre de 2017. se trataba del grupo musical El Cártel de Santa.
De acuerdo con el sitio oficial carteldesanta.com, el sábado 18 de noviembre de 2017, el grupo regiomontano El Cártel de Santa dio un concierto en el campo de futbol Los Patriotas, localizado en Poder Legislativo esquina Estrada Cajigal, y los miembros del grupo pidieron anticipadamente que los asistentes llevaran artículos para los damnificados del sismo.
El Monstruo supone que los músicos buscaron en internet y les salió la dirección del centro de acopio que él dirige en Chamilpa y que por eso se apersonaron en el lugar y lo buscaron para entregar los víveres, que finalmente fueron recibidos por los habitantes de esa zona, que se tomaron fotografías con los músicos.
En la ficha de esta agrupación se lee que El Cártel de Santa es un grupo mexicano de hip hop creado en Santa Catarina, Nuevo León. Comenzó sus actividades en 1999 bajo distintos nombres y miembros antes de tomar su nombre y alineación definitivos.
El grupo está compuesto por el vocalista principal Eduardo Dávalos De Luna (Babo) y Román Rodríguez, más conocido como "Rowan Rabia", Monoplug o simplemente Mono.
El grupo saltó a la fama en 2002, lanzando su primer álbum titulado "Cártel de Santa: Vol. I". El álbum incluyó canciones que se convirtieron en éxitos, como: "Asesino de Asesinos", "Cannabis", "La Pelotona", "Todas mueren Por Mí", "Perros", entre otros.
-Chale, mi instinto de banda me hizo desconfiar y pensar mal, aún así no pude ver a las personas pues no pude bajar pero el Esteban me pasó las fotos de su cel y de gente que se estuvo tomando fotos con ellos..... chale, qué susto pero a la vez ¡qué chido! ¡Integrantes del Cártel de santa en el Centro de Acopio de Chamilpa a dejar víveres! –resumió el mentado Monstruo.