Natalia Mendoza ha pensado ya en buscar otro empleo.
En los últimos tres meses sus ingresos económicos como checadora de rutas disminuyeron de 150 a 80 pesos diarios, por eso Natalia Mendoza ha pensado en buscar otro empleo, ya que afirma que esa suma es insuficiente para la manutención de su hijo de apenas ocho años.
Durante su trabajo, aprovecha sus ratos libres para tejer diferentes artículos, como cortinas y gorros, que le encargan los operadores del transporte público.
Con este dinero trata de solventar los gastos que implica llevar a terapias de rehabilitación a su pequeño, que nació con discapacidad.
Sentada sobre una barda y bajo la sombra de un árbol cuenta que su expareja la abandonó cuando se enteró de la condición en la que nació su hijo y aunque ella tuvo la oportunidad de proceder de manera legal no lo hizo. Solo agradece que su papá le enseñó a trabajar para sacar adelante a su familia.
Con ese agradecimiento que envía a su padre hasta el cielo, Natalia refiere que todos los días se despierta temprano para llegar a las siete de la mañana a su lugar de trabajo, ubicado junto al parque “Cri-Cri”, en las inmediaciones del mercado Adolfo López Mateos. Ahí permanece hasta las siete u ocho de la noche para poder llevar dinero a casa.
“Descanso el domingo y ese día me la paso con mi hijo; jugamos y hacemos la tarea juntos porque él me dice: ‘mami porque no están conmigo´. Aunque quiera estar con él todo el día no puedo, porque tengo que trabajar y entre semana mi hija la mayor me hace el favor de cuidarlo”.
De su trabajo como checadora señala que toma el tiempo de llegada a este punto de los operadores de las Rutas 11, 14, 8 y 10.
Sin embargo no todos los choferes le dan dinero, y algunos le dan de uno a dos pesos o 50 centavos, por lo que sus ingresos ya son insuficientes para atender sus responsabilidades.