Aunque no se pongan cubrebocas.
El taxista Fernando Cueto Flores admite que tiene miedo de un posible contagio por covid-19, pero dice que no puede negar el servicio a los pasajeros que no usan cubrebocas porque lo que hace falta es el dinero.
Sobre su trabajo, cuenta que su base es una terminal de autobuses de Cuernavaca, pero decidió recoger clientes en la calle porque en ocasiones no le alcanza ni para entregar la cuenta de 600 pesos y algunos días debe esperar hasta tres horas para poder brindar un servicio.
“Hay gente que sube al taxi sin el tapabocas y otros que se lo quitan adentro del carro. Yo les digo que se lo pongan, pero me dicen que les fastidia porque a veces no pueden respirar y no les puedo decir que se bajen porque nosotros necesitamos dinero”.
Fernando refiere que por la pandemia su clientela disminuyó en más del 50 por ciento, por lo que tiene que trabajar más de 16 horas diario, pues hay días que solo realiza cinco servicios de base y otros cinco de calle, y aunque cada día hay más gente y más negocios abiertos, todavía no ven un incremento en la demanda, por lo que seguirá a la espera de que las cosas mejoren.