Hoy en la mañana me invitaron a dar una charla sobre mi novela “Cuídame de ti”.
Son esos momentos especiales donde los protagonistas cobran un espacio significativo en la vida de los lectores. Y los lectores hacen que nuestra existencia como escritores sea posible. Mis letras han llegado a lugares incomodos. Ahí donde el olvido quiere permanecer, la conciencia lo trae de vuelta.
Hablé de Cuídame de ti, si bien es una escalofriante novela basada en hechos reales que exhibe la condición humana y nuestros vínculos perversos, nos muestra el placer que provoca ver sufrir al otro, viniendo de la persona que debe cuidarnos.
También les hablé que es una novela de amor. Un amor profundo, un amor incondicional, un amor distinto.
Que no entendamos los diferentes estilos de amor, que no encajen en los moldes que la sociedad ha marcado como aceptables, que nos hagan ruido esa clase de amores, que no se encuentre en el entendimiento de la estructura que hemos formado del pensamiento, no quiere decir que no sea amor.
El amor radica en entregarse al otro. Nadia, mi protagonista, encuentra la fortuna de poder contar incondicionalmente con el otro.
La pareja le cree por más inverosímil que parezca su historia. Esos son lazos que nos salvan. La confianza que podemos llegar a depositar en el otro y que el otro nos entrega son la fuente de vida.
Tener a alguien a quién recurrir hace que nuestras esquinas rotas se llenen de luz.
Estar para el otro y que el otro esté para ti es un tesoro de vida. Entonces, ¿será la confianza el secreto de las historias de amor?