Hace una semana dos amigos estuvieron en contacto con personas que dieron positivo a covid-19. Uno de ellos decidió, por el “bien de nosotros”, no decirnos que había estado en contacto con una persona contagiada. De esa manera nosotros no tendríamos preocupaciones al respecto ya que él se sentía bien. Sin embargo, no se quedó en casa y venía constantemente a visitarnos.
El otro amigo tomó una postura completamente diferente. Hizo una llamada a todas las personas con las que había tenido contacto, alertando que había estado con una persona contagiada. Pidió que tomaran precauciones al respecto y que avisaran a todas las personas que habían estado en contacto con nosotros para que estemos atentos de cada síntoma, en lo que él se hacía la prueba.
En mi punto de vista uno hizo lo correcto, lo que se debe de hacer, lo que se necesita urgentemente hacer. Detener el contagio, avisar a los otros, proteger a los otros, informar a los otros. Está de más meternos en los términos médicos y decir que hay personas asintomáticas. Lo que nunca sobra y nunca está de más es realmente pensar en los otros. El covid viene a enseñarnos unas reglas de comportamiento social anti-egoísta.
Urge un manual sobre las nuevas normas de convivencia para entender las principales formas de contagio, las cuales deben seguirse en diversas situaciones sociales. Nuestra vida social y comportamiento, hoy en esta PANDEMIA nos afecta a TODOS. Tu contacto con la familia, amigos o trabajo se ha convertido en asunto de toda la humanidad.
Es difícil de entender, difícil de dejar de pensar solo en nosotros. Tenemos que estar conscientes de que, además de todas las medidas de cuidado necesarias, si estuve con una persona que tiene covid tengo la obligación moral y el deber social de informar de inmediato y realmente cuidar a todas las personas con las que estuve en contacto, todas.
Por el “bien de nosotros y de los otros”.