Manuel trabaja como repartidor de comida por medio de la aplicación de teléfono de Rappi, pero también estudia una licenciatura en Desarrollo de Negocios, para apoyar con los gastos económicos a su familia.
Dice que, hace cinco meses se registró en la plataforma de Rappi, porque al cambiar la modalidad clases presenciales a en línea tenía que buscar la manera de aprovechar su tiempo libre y decidió empezar a trabajar.
“En la universidad todavía no nos dicen si vamos a regresar a las aulas, pero esta modalidad de clases en línea me está gustando; es más relajante porque puedo tomar las clases desde cualquier lugar en el que me encuentre y en el teléfono”.
De su trabajo como repartidor de comida señaló que por el confinamiento hay más demanda del servicio de reparto, porque la gente cada vez más utiliza las aplicaciones de teléfono para pedir alimentos hasta su domicilio. Sus ingresos diarios son de hasta 500 pesos.
Sin embargo, dijo que por la inseguridad varios de sus compañeros evitan trabajar hasta altas horas de la noche, incluso, algunos no ingresan a colonias que carecen de alumbrado público como en Jiutepec y Temixco porque en esas zonas, según le dijeron, a un repartidor le robaron la motocicleta.
“La inseguridad nos afecta mucho porque algunos compañeros dicen que les han robado la moto y por eso no entran a colonias como Antonio Barona, una de las más peligrosas. Además, hace unas semanas a otro repartidor lo estaban vigilando y en un descuido le robaron su moto en Tejalpa, Jiutepec, y la encontramos en Temixco”.
El entrevistado refirió que por el momento se mantendrá en este empleo, porque aunque no cuenta con prestaciones ni seguro social, le permite laborar mediodía y continuar con sus estudios universitarios.
