El parque El Farolito, ubicado en la esquina que conforman las avenidas Cuauhtémoc y Atlacomulco en el pueblo de Amatitlán, misma que es una de las colonias más emblemáticas e históricas de la ciudad de Cuernavaca, y ubicado a unos cuantos metros del Museo Juan Soriano, es un ejemplo de las mas recientes remodelaciones realizadas en la Capital Morelense en cuanto a la recuperación y apropiación de espacios públicos, rehabilitación realizada en el año 2019 por el Gobierno Municipal.
Según la tradición oral se dice que este parque lleva este nombre por una pequeña cantina llamada El Farolito, que existió en ese lugar, que después de funcionar por varios años, fue demolida y en su lugar fue construido este pequeño parque.
En este mismo sentido, existen varios cronistas que mencionan que en esta cantina de El Farolito, el mismo Malcom Lowry escribió parte de su famosa novela Bajo el Volcán, otros dicen que no fue ahí, sino que fue en la cantina El Farolito, ubicada en la planta baja del Hotel Colón, sobre la avenida Morelos esquina Rayón en el centro histórico de Cuernavaca. Como haya sido, lo cierto es que este gran personaje seguramente escribió partes de su novela en diferentes rincones y lugares de la ciudad de Cuernavaca, eso sí, con una buena copa de vino.
La gente que vivía cerca de este parque cuenta innumerables leyendas, como aquella que dicen haber encontrado ollas de oro cuando demolieron este inmueble, otros historias de aquellas personas que integraban la Alianza de Barrios y realizaban ahí mismo sus reuniones, así como aquellas personas que jugaban en el lugar con una extraordinaria vista hacia el Palacio de Cortés.
Este parque cuenta con innumerables jardineras con una variada vegetación, existe una fuente de cantera en un extremo del parque rodeado de numerosas bancas de hierro forjado, en las que se puede apreciar el atardecer en la ciudad de Cuernavaca.
Ya que recientemente fue remodelado, cuenta con un gran espacio para exposiciones o realización de talleres y eventos culturales, así mismo cuenta con un espacio al aire libre que puede ser usado como galería a cielo abierto.
En cuestión de infraestructura cuenta con iluminación artificial suficiente que genera un ambiente bohemio, recordando la vida en los viejos parques de la capital morelense.
Cuenta con rampas de acceso para personas con discapacidad que lo hace seguro al momento de visitarlo o transitar a través de él.
En algunas fechas, se realizan cursos, talleres y presentaciones de capoeira, mandinga y otras danzas. Tal vez por su ubicación puede resultar un espacio ruidoso y hasta sucio por la contaminación vehicular, sin embargo, si los cuernavacenses los visitamos y seguimos apropiandonos de él, será un espacio de encuentro, de esparcimiento y de cotidianidad en esta gran urbe en la que se ha convertido la ciudad.
Sin duda es una excelente opción para visitar los espacios que en algún momento estuvieron olvidados pero que hoy vuelven a florecer, después de la pandemia, visitemos las plazas, plazuelas, parques, jardines y espacios públicos de Cuernavaca. Un lugar ideal para los enamorados y los amigos en este 14 de febrero Día del amor y la amistad.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS:
JULIO ANTONIO MACHADO ROMERO.
PROFESOR DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA DE LA UAEM.
ESTUDIANTE DE LA MAESTRÍA EN ESTUDIOS TERRITORIALES, PAISAJE Y PATRIMONIO DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA UAEM.