Acorde a la Real Academia de la Lengua Española, democracia se puede entender como la forma de sociedad que reconoce y respeta los valores de libertad e igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
Por lo anterior, podríamos deducir que la “ciudad democrática” es la urbe que prioriza y evalúa los procesos sociales urbanos que guardan una estrecha relación con las políticas públicas de su población. Es el lugar de armonía donde sus ciudadanos colaborar en conjunto para mejorar su entorno y calidad de vida.
Se ha hablado de diferentes adjetivos que acompañan a la ciudad, por ejemplo, multicultural, participativa, democrática; la ciudad es el principal actor político.
Si analizamos a fondo el impacto que la ciudad como actor político puede tener sobre las políticas urbanas y la estructura de su sociedad con énfasis en los proyectos de participación ciudadana, rebasa y por mucho el papel actual que juegan los gobiernos, llámese municipal, estatal o federal.
La ciudad puede ser el actor de cambio que forje al país entero y a la sociedad mexicana. Hoy en día la mayoría de las políticas urbanas -como la vivienda, el hábitat, el equipamiento colectivo- están en manos de los gobiernos municipales y estatales, sin ninguna intervención de la sociedad, que al fin y al cabo es la que hace uso de ella.
Cuernavaca, con toda seguridad, es una de las ciudades con menos participación y políticas públicas del país. Ya desde este punto nos dice qué está mal y qué hace falta, ni siquiera es necesario pensar en la reestructuración de la infraestructura urbana. En Cuernavaca necesitamos democratizar a nuestro pueblo, a través de la igualdad del urbanismo de impacto o de la arquitectura. Por poner el ejemplo más claro, la vivienda, como he mencionado anteriormente, es el pilar de toda la estructura social y la base del urbanismo. Hoy por hoy solo se construye en todo Morelos vivienda privada sin intervención del gobierno y lo poco que construye es vivienda precaria de poca calidad espacial.
¿Cómo podemos democratizar a Cuernavaca? Por supuesto, no existe una receta exacta o fácil de responder, pero algo que si me queda claro es que debemos dar igualdad a la vivienda, por lo menos del 100 por ciento que se construye de vivienda actualmente, destinar el 25 por ciento a la construcción de vivienda social.
Por consiguiente, incluir a la comunidad en cada uno de los proyectos y políticas públicas de infraestructura urbana, como espacios públicos, bibliotecas, vialidades peatonales, áreas deportivas etc. Y finalmente, generar políticas sobre los derechos individuales, los derechos de la mujer, de los indígenas, de las personas discapacitadas, de orientación sexual, de género y porque no el derecho humano a la paz.
No se trata solo de ofrecer servicios básicos a nuestro pueblo o de proporcionar viviendas y espacios públicos, sino de hacer ciudad y dar una respuesta valiente a los problemas sociales que enfrentamos en el siglo XXI.