Continuaré hablando de la relación entre escribir y tener éxito, con tu permiso. Parte del éxito del autor es que lo lean, pero también que la lectura (ese complejísimo fenómeno) genere comentarios, que hablen de la obra de uno. Quien comenta mis libros, habla de mi trabajo, mi esfuerzo, mis horas de concentración, mi pasión, mi arte.
Me siento honrado cuando alguien ocupa su tiempo (poco o mucho) en hablar de lo que escribo. Por ejemplo, en una escuela preparatoria ciertos grupos leyeron mi novela Óleo sobre ketamina y luego hicieron algunos videos comentándola o proponiendo finales alternativos. Dedicaron un tiempo a leerme, no solo eso, también me recomendaron, compartieron sus ejemplares con amigos, hicieron los videos y hasta me mandaron mensajes con comentarios. Es como un pequeño gran éxito poder vivir algo así.
Me encantaría que la crítica literaria se ocupara de mis libros, lo consideraría como parte del trabajo complido, una meta alcanzada, pero insisto en que en México no hay crítica literaria, o es tan mínima que no causa importancia. De cualquier modo, agradezco los comentarios que circulan por ahí sobre mis libros, tanto si hablar bien o mal de ellos.
Algunos comentarios personales te hacen el día, la semana, el mes. Hace como cinco años, navegando por la web encontré el blog de una mujer que había transcrito un poema (mío) que yo vendía en los camiones hacia 1999. El poema se titula “Ansias de querer” y ella lo puso completo y comentó que era unos de sus poemas favoritos. Pocas palabras puedo añadir a esto. Desafortunadamente, ya no encuentro ese blog, pero cuando lo vi, me levantó el ánimo y me hizo sonreír.
Otro de los triunfos cotidianos como autor es colaborar constantemente en medios. Comencé publicando poemas y crónicas en revistas y diarios locales de Morelos y después he publicado en cuanto medio he podido. Casi nunca escribí para un medio algo específico, sino que he enviado lo que ya tenía escrito y muchas veces me han publicado en medios desconocidos hasta entonces para mí. Agradezco a quienes han leído y seleccionado lo que mando para sus publicaciones. Hasta ahora son yo creo que casi mil colaboraciones en distintos géneros. Con esta estrategia he logrado publicar en muchos estados y en diferentes países.
Decir lo anterior, no lo veo como vanagloria, pues estoy hablando de lo que puede considerarse como éxito, y uso la primera persona como ejemplo, pues es de lo que más conozco. Y, claro, además lo hago para satisfacer un poco el ego, ¿no le pasa a usted lo mismo de pronto con su trabajo? Compartir no es presumir.
Una más: ganar algún premio, sin ninguna duda, puede considerarse como éxito. Pensemos: un día estaba yo en mi casa (un día, un mes, un año) escribiendo una novela, un libro de cuentos o minificciones y tiempo después alguien estaba reconociendo ese trabajo con un premio. Es fascinante. Porque cuando escribo no sé bien lo que sucederá después, en especial si escribo lo que se me da la gana, sin seguir la guía de ningún otro escritor ni los cánones de la supuesta literatura mexicana ni nada de eso. Es decir, escribo conectado profundamente conmigo mismo y luego, de pronto, mando a concurso y gano, porque a alguien la pareció que mi obra era susceptible de llegar a un público mayor. Hasta ahora he ganado en tres convocatorias y alguna vez fui finalista de otra. Mucho no es, pero les aseguro que se disfrutan bastante. Además, aún soy joven (como autor) y tengo mucho por escribir y mandar a concursos.
Uno de los más grandes reconocimientos para mi trabajo (y a la vez resultado del mismo) es poder dedicarme a mi oficio de escribir. Cierto que hago muchas cosas, pero todas relativas a los libros. Vivo de lo que amo y eso no tiene precio. Además, es un ejemplo que he podido darle a mi hija.
Escribir es una forma de llegar al éxito personal, porque es un estilo de vida con todas las vicisitudes, pero también con grandes satisfacciones. ¿De verdad alguien cree que ser escritor carece de éxito?