Comunidad se puede describir como el conjunto de personas que viven juntas bajo ciertas reglas o intereses mutuos, como el territorio en donde habitan, trabajan, sus valores, cultura, religión, etc. También la podemos conocer como un grupo de individuos que se juntan para lograr un objetivo en común.
A primera vista se nos puede venir a la mente la ciudad y de una forma u otra la ciudad es una gigantesca comunidad que se fue construyendo poco a poco a través del tiempo, pero la pregunta aquí es ¿cómo podemos construir una comunidad local? La respuesta puede ser natural, refiriéndome al crecimiento natural de una ciudad que va agrupando personas en un territorio determinado conforme a las necesidades que estas tengan.
Sin embargo, hay puntos muy determinantes que hacen que una comunidad nazca y no solo al territorio o espacio físico que van a ocupar. Estos puntos definen la esencia de la comunidad y le dan valor agregado al conjunto. Dichos puntos los podemos asemejar como: identidad, objetivo, compromiso, cultura, interacción y dinámica. Sin ellos no existe la comunidad.
En otras palabras, la comunidad la hace la gente, las cosas intangibles del espacio. Para crearla hay que tener los dos factores, el físico y el intangible. Una comunidad exitosa debe preponderar las actividades de interacción social, ya que con ello se logra plasmar identidad, un objetivo común y el compromiso de permanecer juntos.
¿Cómo vive la gente en las comunidades locales?
1 casa = 1 familia y 1 familia = 1 micro comunidad.
Los primeros acercamientos de una comunidad la vemos en nuestras propias familias. Ahí experimentamos los primeros problemas que surgen al convivir en un colectivo. La comunidad se ejerce entre micro comunidades que habitan y comparten el mismo espacio.
Las personas de la comunidad se apropian del espacio público y hacen de ella el escenario perfecto de expresión. Sin un lugar como este no podemos lograr tejido social y mucho menos apropiación e identidad.
Un caso análogo muy interesante surgió en Caracas, Venezuela.
La torre de David es un edificio que previamente se concibió para albergar el centro financiero Confinanzas. La construcción empezó en los años 90’s y tras la muerte del presidente de Confinanzas la obra se detuvo y fue en el año 2007 que “paracaidistas” arribaron para hacer de la estructura un hogar.
Lo interesante comienza aquí, ya que cientos de familias construyeron entre las estructuras una vivienda, que posteriormente fueron ampliando y generando su propia infraestructura básica, como agua, electricidad y drenaje. Más adelante estas familias se organizaron para desarrollar espacios de convivencia, transporte público motorizado para acceder a plantas superiores a través de rampas, crearon áreas comerciales, etc.
En otras palabras, formaron una comunidad bien definida, con reglas y objetivos comunes.
Cabe aclarar que este caso análogo infringió las leyes de la ciudad. No quiero decir que esto es bueno o malo, pero sí es un claro ejemplo de como las personas con un fin común pueden organizarse y sacar adelante una comunidad.
Me pregunto ¿cómo podríamos retomar este ejemplo para llevarlo a la realidad dentro de todos los marcos jurídicos que nos permita la ley? Es decir, ¿Cómo creamos comunidades que se transforman con el tiempo a partir de una estructura arquitectónica previa?