En los meses más fuertes de pandemia obtenía entre 50 y 60 pesos al día.

Su área de trabajo se encuentra en la calle Galeana del centro de Cuernavaca. Sobre la banqueta coloca una caja de cartón en la cual guarda su material, como los rollos de estambre en diferentes colores y agujas para bordar servilletas de tela.

“Toda mi vida he bordado, lo aprendí de mi abuelita. También soy artesana, elaboro piñatas, pero ahorita ya no hay tanto trabajo y tengo que buscar la forma de tener dinero”, expresó Nicasia Martínez Rodríguez, quien trabaja como checadora de rutas.

Desde hace ocho años labora en el sector transporte, pero dice que desde niña aprendió el bordado y el tejido y ya de grande le gustó la artesanía, por lo que empezó a elaborar piñatas en diferentes tamaños y figuras. Sin embargo, en los últimos años las piñatas se dejaron de vender.

Cuando empezó la pandemia de covid-19, contó, batalló bastante con su economía, pues al día, con mucho esfuerzo, se llevaba apenas a la bolsa 60 pesos que recibía por registrar el tiempo de diferencia que hay entre un operador y otro.

Para obtener otros ingresos, la checadora de rutas ofrece a los operadores servilletas bordadas a mano. Los precios van desde 150 pesos y depende del tamaño y los detalles que tenga cada una.

“Tengo una hija que depende de mí, por eso tengo que seguir trabajando hasta que Dios me lo permita o hasta que el cuerpo me aguante. Gracias a Dios no me contagié con el covid-19 y pues hay que trabajar porque tenemos salud”.