En su vehículo lleva desinfectantes y hasta perfume para sus clientes.

Dos jóvenes pidieron el servicio de transporte de plataforma de Emiliano Zapata a Cuernavaca pero cuando Maricela García llegó al lugar observó que uno de ellos no tenía puesto el cubrebocas y les informó que necesitaban cumplir con esta medida de higiene para poder iniciar el viaje.

Sin embargo, el joven que sí lo llevaba puesto le dijo a Maricela -la conductora- ¿te quieres ganar 500 pesos de propina?, mi amigo es dj (mezclador de música grabada). Maricela respondió “para eso trabajo, para ganarme mi dinero”.

“Pero con esos 500 pesos te puedes ir a descansar”, alegó el usuario, con tal de que los llevaran a su destino. Para no esperar más tiempo, dijo Maricela, obsequió un cubrebocas desechable al joven que no tenía, pero cuando ya iban en el carro se empezaron a burlar de ella.

“Con palabras altisonantes decían que no quise recibir dinero del joven que no tenía cubrebocas. El que sí lo llevaba puesto me dijo de manera irónica ‘qué lástima que no te quisiste ganar 500 pesos de propina’ y le respondí que solo hago mi trabajo”.

Para no entrar en discusión, Maricela dijo a los jóvenes que esos 500 pesos los necesitarán cuando tenga que enterrar a un amigo o para comprarle flores y llevárselas al panteón, porque es lo que puede pasar con una persona que no se cuida del covid-19.

Al escuchar esa respuesta, el muchacho que se presentó como dj se quedó callado y cuando concluyó el viaje le dijo a Maricela “no le contesté, porque es verdad todo lo que nos dijo. Tiene razón, nos contagiamos porque no nos cuidamos”.

En cuanto ella salió del fraccionamiento, donde dejó a sus clientes la aplicación de Didi le envió un mensaje de texto que decía: felicidades el pasajero te dejó una propina”. Le dejaron 500 pesos por un viaje que cobró en 120 pesos.

La entrevistada explicó que se registró en la Didi, debido a que por la pandemia la empresa de publicidad en la que laboraba se declaró en quiebra y despidió a todo el personal. Buscó otros empleos, pero por su edad (57 años) no consiguió.

Señaló que su trabajo le gusta porque se distrae, pero es pesado, pues maneja más de catorce horas diarias. A lo largo de este tiempo como conductora se ha encontrado con pasajeros amables, pero también con otros que han sido groseros y con aquellos que le dan las gracias porque sienten más confianza cuando viajan con una mujer. Sin embargo, no falta quien dice “suspende el viaje porque el conductor no es hombre”.

“Hay gente muy amable, algunos me dejan diez, 50 y hasta 500 pesos de propina, pero hay otros que piden hasta los cinco centavos de cambio”.