Gerónimo tiene que trabajar horas extras para llevar dinero a su casa.

Al menos diez taxistas están formados frente al mercado municipal de Tepoztlán esperando a la clientela. Entre ellos está don Gerónimo, quien muestra su desánimo porque lleva un rato sin realizar un viaje.

Mientras espera, el chofer platica que ha sido testigo de cómo ha disminuido el turismo en el pueblo mágico a consecuencia de la pandemia de covid-19. Esta situación -dice- ha afectado duramente su economía, porque cada jornada con mucho esfuerzo apenas realiza diez viajes dentro del municipio.

Para Gerónimo Zapotitla -cuya experiencia frente al volante es de doce años- diez servicios de transporte al día son muy pocos, puesto que en años anteriores por lo menos hacía 30 viajes.

Para remediar su situación económica aumentó sus horas de trabajo. Empieza sus recorridos a las seis de la mañana y termina a las diez de la noche, porque todos los días debe entregar 200 pesos de cuenta a su patrón y juntar una cantidad similar para el combustible del vehículo.

“Antes de que llegara la pandemia nos iba bien, porque venían muchos turistas y nos pedían viajes a Cuernavaca, Cuautla o a la Ciudad de México, pero ahorita si hacemos viajes son locales y los cobramos en 30 y 35 pesos, ya no es como antes; cuando bien me va me voy a la casa con 150 pesos”, expresó.

Explicó que en Tepoztlán los trabajadores del volante han batallado mucho, debido a que la demanda en el servicio bajó hasta en un 80 por ciento y aunque el fin de semana hay un poco más de gente, no se compara con otros años.

Sin embargo, afirmó que no ha pensado en dejar su labor como taxista, pues cuando menos hay dinero para comer. Además, no tiene estudios para buscar un empleo formal.

“Me hubiera encantado estudiar, pero mis papás no nos mandaron a la escuela. Me hubiera gustado ser licenciado, trabajar de policía o en el ejército, pero no se pudo. Por eso me esfuerzo con mis hijos, para que tengan una vida diferente, porque sin el estudio no se encuentran buenos trabajos”.