Como checador de rutas sus ingresos son de máximo 180 pesos diarios.
Ángel David Fuentes trabaja desde hace cinco años como checador de rutas pero ahora por la crisis económica ocasionada por la pandemia de covid-19, dijo, empezó a vender calcomanías y aromatizantes a los operadores del transporte público para obtener ingresos extras.
“La contingencia nos ha afectado mucho porque al no haber tanta gente en las calles, varios ruteros prefieren descansar. Además, nosotros somos voluntarios, no tenemos un salario fijo y a veces los operadores nos dan uno o dos pesos”.
En cuanto a su labor -contó- se encarga de registrar el tiempo de diferencia que hay entre un operador y otro. Sin embargo, los fines de semana hay muy pocas unidades en circulación y con mucho esfuerzo se lleva a su bolsa 100 pesos entre el dinero que obtiene por su labor como checador y por la venta de calcomanías.
Para hacer frente a la crisis económica -dijo Ángel- su papá decidió mandar a imprimir calcomanías para venderlas en 20 pesos cada una y unos meses después aprendió a elaborar aromatizantes para ofrecerlos a los operadores, aunque no siempre se venden.
Ángel David y su papá trabajan como checadores de rutas en la calle Leandro Valle, en Cuernavaca, y juntos solventan los gastos económicos en su casa.
“Hay días en los que llego con 100 pesos a la casa porque aquí todos vamos sobreviviendo con lo que ganamos al día. En mi casa entre mi papá y yo cubrimos los gastos, cada uno junta su dinero y así no tenemos que pedir prestado, porque después no tendremos con qué pagar”.