“Era como una enorme taza revolviendo chocolate”
Durante dos días seguidos el agua cayó como si alguien regara con aspersor o con una bomba descontaminante, efectos de los huracanes Grace y Nora.
Una niebla blanca y después gris cubrió al Higuerón y la serranía que circunda el norte de Jojutla.
El río Apatlaco, que pasa por varios municipios de Morelos y que es uno de los más contaminados y descuidados de México, no está agonizando como muchos aseguran.
Se volvió un animal sin freno y ahora amenaza con destruir lo que encuentra a su paso, incluidas viviendas habitadas, esas que le arrojan mierda cuando el río trascurre enfermo, debilitado y apestoso por su camino de siglos.
En el centro de Jojutla, el agua del río Apatlaco llegó a la base del puente de Los Suspiros. Su cauce iba herido por botellas de plástico y varas de carrizo, hojas secas y uno que otro cadáver de animal.
La zona de los lavaderos quedó inundada y un grupito de vecinos sorprendidos se colgaba del barandal. Estaban hipnotizados, observando cómo el agua color café se arremolinaba en una de las esquinas salientes de una construcción: era como una enorme taza revolviendo chocolate.
-Sigan echando su basura al río. Esto que está pasando es responsabilidad de nosotros. El río podría estar bien tranquilo si no le echaran basura – advirtió una mujer que pasaba por el puente.
Un hombre se acercó, llevaba una iguana muerta y la arrojó al río:
-La cazó mi gata y sólo le comió parte de la cabeza; me la dejó en la sala.
-Yo vivo ahí enfrente, somos como veinte familias. Ya nos dijeron que corremos riesgo. Anoche no dormimos escuchando como la corriente tronaba. Se llevó unos árboles allá arriba. Sabemos que no podemos construir ahí pero no tenemos dónde vivir –dijo en voz alta una mujer joven.
En el otro extremo de la ciudad, por el libramiento Casablanca, en el puente de fierro el cauce era un monstruo de agua incontenible. Su bramido doblaba las cañas y sus anillos azotaban la base del puente.
Debajo de la estructura de cemento y metal, en una represa, los restos de un enorme árbol roto se habían atorado; sus ramas caían sobre los diques y eran como las tenazas de un gigantesco cangrejo peleando por escapar de una trampa.
Ayer jueves 2 de septiembre, Protección Civil del municipio reportó que el río Apatlaco llegó a 90 por ciento de su nivel máximo y que continuará el tiempo lluvioso en la entidad, por lo que la población debe estar pendiente de las alertas que se emitan.