En relación al último artículo, pongo en evidencia otra idealización del arquitecto y los deberes que este influye en su profesión. Específicamente me centraré en los llamados “stararchitects” o en su literal traducción, “arquitecto estrella”, es decir los “rockstar” de la arquitectura, esos grandes despachos de arquitectura que acaparan proyectos, concursos, entrevistas, medios, entre otras cosas.
Pero, ¿realmente son tan buenos? La mayoría de las veces caen en contradicciones muy visibles y esto va en gran aumento gracias a las redes sociales y al impulso que la misma sociedad hace por ellos, el favoritismo político y cultural siempre están de su lado.
De igual modo, hoy escribo desde mi perspectiva, considerando que no todos los puntos de vista son iguales. Sin embargo, es de suma importancia revelar lo que he vivido en los últimos tres años como arquitecto.
La doble moral o las contradicciones del arquitecto se revelan día a día y tomo como ejemplo un caso análogo local de la región de Morelos y es algo en lo que me he cuestionado hasta el día de hoy y puede que de una forma u otra yo esté equivocado.
En el 2017 vivimos uno de los sismos más intensos de la historia de nuestro país, un sismo que dejo a miles de familias sin vivienda ni sustento y eso solo en Morelos.
Las primeras acciones de reconstrucción del gobierno, fundaciones, asociaciones, etc. de las zonas más afectadas de Morelos, como Jojutla, no fue la reconstrucción de viviendas, a pesar de que había miles de ellas dañadas. Las primeras acciones se centraron en desarrollar proyectos de gran envergadura y no urbana sino de tipologías muy específicas, como lo fueron las capillas.
Por supuesto, los despachos encargados del proyecto no fueron arquitectos morelenses, sino los grandes despachos de arquitectura de la Ciudad de México, cosa que hasta la fecha me pregunto ¿Qué no existen arquitectos en Morelos?
Estos grandes despachos se han pintado de grandes salvadores y estrellas de la sociedad, sin embargo, su doble moral sale a flote ¿porque si vienen a salvar a Morelos no dan prioridad a lo urgente, a la vivienda a lo que la gente necesita? Sin ir muy lejos, una capilla que se construyó en Jojutla diseñada por el despacho Dellekamp Arquitectos sobrepaso los 12 millones y la otra capilla diseñada por Alberto Kalach rondÓ los 10 millones de pesos.
En comparación, una vivienda de 50 metros cuadrados que construyó mi oficina por 180 mil pesos y solo 80 mil pesos salieron del gobierno. Los otros recursos fueron donaciones a través de eventos y personas particulares.
A groso modo, solo con la capilla de Kalach se pudieron haber construido alrededor de 56 viviendas totalmente nuevas.
Ahora les pregunto, “stararchitects” ¿vale más una bonita fotografía de su espectacular capilla en una revista que el techo de una familia de seis integrantes dedicados a la pepena?
Me encantaría saber la respuesta, pero estamos en una modernidad líquida, donde lo que vende es lo banal, espectacular, sensacionalista y escribo sobre esto porque hasta el día de hoy siguen familias sin tener una vivienda digna a causa del sismo.
Espero que algún día la arquitectura se vea más como un servicio social o al arquitecto como servidor público que como un artista.