La tarde de este miércoles, al concluir el plazo establecido -luego de la marcha por la paz y la justicia- para que se diera a conocer a los culpables del asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia y de seis personas más, el poeta levantó el plantón que mantuvo durante una semana y anunció la convocatoria a esta movilización desde todos los estados, para coincidir el 8 de mayo en la ciudad de México donde confluyen los poderes de la República.
Al hacer este llamado, Sicilia expresó que la marcha se llevará a cabo caminando en silencio, “para detener la violencia; para decirles que aún estamos a tiempo de rehacer nuestro suelo y nuestro tejido social –uno de los dones más bellos que tenemos– y de refundar la nación”.
“Vamos a ir al zócalo de la Ciudad de México para exigirles al Presidente de la República, al Congreso de la Unión, a los partidos políticos, a sus líderes, a los empresarios, a los líderes sindicales, a las Iglesias y a sus jerarquías, que asuman su responsabilidad para que los millones de mexicanos que aman este suelo llamado México no vean cancelado absolutamente su porvenir”.
“Vamos a convocarlos allí para que con nosotros y ante nosotros se comprometan a firmar un pacto nacional auténtico, genuino, sin simulaciones y escenografías institucionales –esas instituciones que ya son meros vestigios de lo que fue una nación– vamos a convocarlos para que firmen un pacto en el centro de la ciudad más dolida de entre las dolidas, en el centro de la ciudad que más muertos ha puesto en los últimos años: en el centro de Ciudad Juárez. Ahí, en la herida abierta de la frontera norte, vamos a convocarlos para que ustedes, que han malversado nuestro dinero, han decidido sin consultarnos en nuestro nombre, han defraudado nuestra confianza y han puesto al país en estado de emergencia nacional, firmen un pacto que les permita recuperar la representación de la nación que casi han perdido y hagan valer los cargos que ostentan antes de que sea demasiado tarde”.
Con una misa, con cantos y lectura de poesía, dio inicio el mitin en la plaza Emiliano Zapata, antes Plaza de Armas en el centro de esta ciudad. Ahí entre cientos de personas, se leyeron los nombres de 96 personas que han muerto sólo en Morelos.
Al grito de “ni un muerto más” se enunciaban uno tras otro los nombres que al mismo tiempo fueron puestos en placas metálicas, que se pegaron en los pilares de los arcos de la sede del Ejecutivo, junto a las que se habían colocado un día antes con los nombres de Juan Francisco Sicilia Ortega, Luis Antonio Romero Jaime, Julio Romero Jaime, Gabriel Alejo Escalera, María del Socorro Estrada Hernández, Álvaro Jaime Avelar y Jesús Chávez Vázquez.
Entre los oradores estuvieron la joven Lucía Rosales, de la Red por la Justicia y la Paz; Julián Le barón; padres de la organización 5 de junio de la guardería ABC; Olga Reyes de Ciudad Juárez; el padre Miguel Concha, Juan Carlos Mendoza, de la organización “Hijos” por los desaparecidos; Nadxielli Carranco Lechuga, coordinadora del Comité Contra los Feminicidios del Estado de Morelos; el académico y ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal Emilio Alvarez de Icaza, y Eduardo Gallo y Tello, quien ha sido conocido por haber buscado y promovido la detención de los secuestradores y homicidas de su hija Paola Gallo, secuestrada en Tepoztlán hace casi once años.
Todos ellos coincidieron en señalar como errada la estrategia de combate al narcotráfico, repudiaron la violencia y se sumaron al llamado de unidad y movilización social para exigir un alto a la inseguridad, a la impunidad, y reclamar justicia.
Pacto nacional
“Dios nos sobrevive, tan sólo él nos sobrevive, con el corazón dolido, rodeado de una gran matanza/ de hombres, de mujeres, de niños/ aguardando que comprendamos el amor y la justicia”, con esta cita de Jules Supervielle, dio inicio su mensaje el escritor Javier Sicilia.
El poeta que ha dejado de escribir poesía sostuvo que finalmente este miércoles levantó el plantón pero no abandonó la lucha, pues llamó a no desfallecer en este movimiento social.
Varias veces conmovido, Javier Sicilia agradeció el apoyo mostrado por la ciudadanía, por escritores, artistas, intelectuales, periodistas y personajes de todos los ámbitos.
Pidió que en el mismo lugar se mantenga la ofrenda que inició desde el hallazgo del cuerpo de su hijo y seis personas más, a las puertas del “Palacio de Gobierno”, donde estuvo “este plantón que no es sólo el signo de una herida abierta en la patria, sino también –en su pobreza e inestabilidad– de la indefensión y vulnerabilidad en la que desde hace mucho tiempo vive la ciudadanía azotada por el pudrimiento de sus instituciones y la irracionalidad demoníaca del crimen. Estamos aquí, en estas condiciones, exigiendo perentoriamente a las autoridades que encuentren a los culpables de este crimen que nos arrancó a nuestros hijos: a Juan Francisco Sicilia Ortega, a Luis Antonio Romero Jaime, a Julio César Romero Jaime, a Gabriel Alejo Escalera, y que nos ha estrujado el alma”.
“Las omisiones del gobierno de Marco Antonio Adame, de los presidentes municipales de Jiutepec, Miguel Ángel Rabadán, de Temixco, Nereo Bandera Zavaleta, de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós y del Congreso del Estado han sido tremendas –recuerdo sólo una, clara y contundente, por no hablar de los más de mil homicidios que llevan sus gobiernos sin resolver: El toque de queda que el 19 de abril de 2010 decretaron los cárteles en la entidad y frente al cual estas autoridades no sólo fueron omisas, sino hasta obedientes y cobardes (ellas mismas cerraron temprano las instituciones públicas y dejaron a la ciudadanía a merced del crimen)–. Ese simple hecho, que se agrega a los más de mil crímenes sin resolver, a los de Juan Francisco, Luis Antonio, Julio César y Gabriel, y a los que se han sumado en estos días, me hace a nombre de la dignidad ciudadana, exigirle a Marco Antonio Adame, a Miguel Ángel Rabadán, a Nereo Bandera Zavaleta y a muchos congresistas omisos y corruptos –cada uno de los partidos políticos conoce a los suyos y debe reclamárselos–, que renuncien inmediatamente a sus cargos de gobierno”.
“Sabemos, por desgracia, que aún no existe la figura jurídica de la revocación del mandato –esperamos que pronto se apruebe y pueda ejercerse– pero existe la vergüenza y la dignidad. Cuando al llegar a sus cargos, ustedes juraron ante la patria, es decir, ante nosotros, los ciudadanos, que harían cumplir la Constitución o que el pueblo se los demandara, nosotros confiamos en ustedes. Ahora que han demostrado que han sido incapaces de cumplirla, el pueblo reunido aquí en el centro de los poderes de Morelos, les demanda sus renuncias. Si no lo hacen, llevarán la vergüenza en su frente y el desdén de los ciudadanos de este Estado”.
Dijo que mientras siguen las investigaciones de este caso, en los días recientes han continuado los asesinatos “de muchachos, de civiles, de migrantes, de mujeres, y sobre nuestras espaldas pesan cerca de 40,000 muertos con los que tenemos la deuda de poner en claro sus nombres, sus apellidos, sus historias para reivindicarlos moralmente e indemnizar a sus familias que, además de sufrir el desprecio y la criminalización de las autoridades, son pobres, nosotros, los ciudadanos de Morelos, al levantar el plantón y exigir la renuncia de nuestros malos gobernantes, hemos dejado en la plaza, como un símbolo del dolor y de la memoria las placas con los nombres”.
Dijo que a estas se sumarán los nombres de las víctimas que se vayan reconociendo y retiró su llamado a que se hago lo mismo en todas las plazas del país, “donde debe haber una memoria de nuestros muertos en esta guerra imbécil, una memoria de nuestro Holocausto”.
Aseveró que “Frente a estas omisiones, frente a la violencia de todo tipo que se ha apoderado del país, frente a esta guerra mal planteada, mal hecha y mal dirigida, que lo único que ha logrado, además de sumirnos en el horror y el crimen, es poner al descubierto el pudrimiento que está en el corazón de nuestras instituciones, frente a toda esta locura que tiene desgarrado el tejido y el suelo de nuestro país, uno se pregunta: ¿Dónde están los gobiernos y sus poderes, dónde está la clase empresarial de la nación, dónde la Iglesia católica y la otras Iglesias que dicen custodiar nuestra vida espiritual, dónde está la dignidad sindical que dice guardar la nobleza de los trabajadores y dónde los partidos políticos que dicen tener un programa para la nación? ¿Dónde los ciudadanos que abandonándonos al cuidado del pudrimiento de las instituciones no hemos tomado en cuenta la lección zapatista de organizar en asambleas reconstituyentes nuestros barrios, nuestros pueblos, nuestras colonias para crear gobernabilidad?”
“Todos y cada uno de ustedes y de nosotros tenemos graves omisiones y complicidades criminales maquilladas de legalidad que nos han sumido en el caos y, como le dijo el poeta Mandelstam a Stalin, nos hacen ya no sentir el suelo bajo nuestros pies”.
Hizo duros señalamientos a esos grupos, a esos actores políticos y sociales, a los Poderes que desde hace años con corrupción, con intereses propios han llevado al país al “desastre”, a “esta emergencia nacional”.
Sostuvo que pese a diferentes movimientos sociales que se han registrado en los últimos años desde 1994, no se hizo caso a lo que se gestaba, “su sordera, y la continuación de sus mezquindades y ambiciones, han provocado que en la frontera norte, en Ciudad Juárez, se haya instalado la violencia, la impunidad y el miedo. Entre esa frontera: la del norte, la de la impotencia, la del pudrimiento de las instituciones y la del imperio de la impunidad y el crimen, y la otra, la del sur, donde resiste, como puede, un puñado de dignidad moral, las familias de este país están quebradas, pero no vencidas; están profundamente dolidas, pero no aterrorizadas, sino indignadas; llenas de esa fuerza moral que los indios y los excluidos de esta nación han sabido comunicarnos”.
Finalmente hizo el llamado a la movilización: “acompañados de Julián Le Barón, de Olga Reyes, de padres de la guardería ABC, de las madres de los asesinados en Salvarcar, de los deudos de los muertos de Pasta de Conchos y de tantos y tantos padres y madres que han visto asesinar a sus hijos; de Emilio Álvarez Icaza, del padre Miguel Concha, de Miguel Ángel Granados Chapa y de Alberto Athié, convocamos a una nueva marcha nacional para el domingo 8 de mayo en el zócalo de la Ciudad de México”.
Desde Morelos la marcha saldrá caminando de la Paloma de la Paz el 5 de mayo para pernoctar el 7 en la Espiga, en la escultura de Rufino Tamayo, que se encuentra en el Centro Cultural de la UNAM y saldrá el día 8 a las 7 de la mañana rumbo al zócalo de la Ciudad de México.
“Vamos también allí a decirnos a nosotros mismos, frente a sus omisiones y complicidades, que también nosotros, desde abajo, podemos, si nos organizamos, tener asambleas constituyentes y reconstituyentes en cada colonia, en cada barrio, en cada comunidad, para crear gobernabilidad y seguridad locales y confiables”.
“Vamos a ir caminando en silencio –el lugar en donde nace la palabra verdadera y se recoge para comprender sus significados profundos–; vamos a caminar así para evitar que los gritos nos confundan y la indignación, que lleva a veces al insulto, nos haga perder el amor. Este silencio, en el que nos recogemos, marca un tiempo necesario para que surja la palabra y las palabras claras y precisas que necesitamos.
Iremos presididos por el máximo emblema de nuestra casa: la bandera de México. La llevaremos hasta allí donde se asientan los poderes de la República; allí en donde los antiguos miraron por vez primera el lago, el águila y la serpiente en el nopal.
Vamos a ir allí para exigirles que asuman la esperanza de todos con propuestas concretas y plausibles –algunas de las cuales llevaremos–; vamos a ir allí para obligarlos, porque ustedes han olvidado que la soberanía, como lo señala el artículo 39 de nuestra Constitución, radica en los ciudadanos– a que pacten con nosotros y de cara a nosotros; para obligarlos a realizar un esfuerzo profundo y sistemático que detenga esta violencia que nos está destrozando el alma y el cuerpo, y despojándonos del derecho que tenemos a vivir en paz en un México en el que todos quepamos con nuestros seres queridos que son todos los seres queridos de cada uno de los que habitamos este país”.
“Hay que devolverle la dignidad a esta nación y hacer que este dolor sirva para rehacer el amor y la justicia que perdimos”.
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