- ¿Te consideras un artista?
Sí, hoy más que nunca. Comencé de jovencito, cuando iba en Bachilleres, sintiendo algo dentro, la necesidad de expresar. Con los años, solo he reafirmado este precepto. Puedo decirte que he aprendido a ser artista y hoy para mí es un reto, un oficio y una pasión. Como reto, es diverso, tiene que ver con no perder mis valores y establecer principios para mi realidad en cada cambio, pero también implica el esfuerzo de vivir de ello, poder pagar las cuentas y más que eso, alcanzar un estilo de vida, pues, artístico, también. Como oficio hay mucha técnica y ciertos aprendizajes relacionados que vale la pena adquirir, todos interesantes. Como pasión es algo que se manifiesta en cada aspecto de mi vida, algo que se ve, digamos, que se siente con facilidad. Te confieso que se descansa poco de ser artista: se goza bastante y se sufre a veces, claro, no todo es miel sobre hojuelas, pero tampoco días grises. Te confieso que seré un artista hasta el final.
- ¿Desde dónde la escritura es arte?
Desde donde es capaz de sublimar la realidad. La escritura es arte cuando toma algo del entorno (hechos, conceptos, fenómenos, ideales, vínculos, personajes) y lo transforma y lo presenta luego mejor de lo que podría verse de forma cotidiana. La escritura es arte cuando es patética, porque su existencia conmueve a quien se encuentra con ella. Pero también es arte cuando dice lo que dice de una forma bella y humana, orgánica, libre, crítica, generosa o arriesgada. Para mí, es arte la escritura, sobre todo, cuando transmite algo importante de persona a persona, o sea, cuando toca el corazón de alguien, no solo su intelecto.
Más en lo concreto, la escritura es arte cuando puede plasmarse, la mayoría de las veces venderse, es decir, consumirse y disfrutarse. El arte escrito que no está disponible, no deja de ser arte, pero no tendrá lectores, por eso hay que buscarlos, de una u otra forma, porque yo necesito escribir, mientras que tú quieres leer y eso es una comunión pragmática y a la vez mágica del asunto este de sublimar y dialogar. Por último, la escritura es arte cuando expresa con inteligencia y algo de audacia los anhelos y conflictos del ser.
- ¿Cómo marcas la diferencia desde la palabra?
Es una ambición personal: hacer la diferencia. Eso tiene que ver con mi deseo de trascender, es fácil deducirlo, pero el camino me lo ha dado el arte mismo. En ese sentido, soy más un soldado que lucha la batalla de la vida desde la palabra, pero también un aprendiz afortunado. Eso fue una divagación, ahora ofrezco dos respuestas:
- a) Se marca la diferencia dando y tomando la palabra. Porque el verbo es creación y origen, es arma y es amor al mismo tiempo. Doy la palabra cuando escribo y comparto mis escritos, aunque eso, a su vez, resulta solo un devolver las palabras a la sociedad, porque de ellas las tomo. También cuando leo el mundo y los libros que de él emanan. Doy y recibo, en un proceso eterno.
- b) Marcar la diferencia con la palabra, en la práctica, se logra muchas veces de las formas más sencillas: leyendo un poema alguien en crisis, escuchando al público, observando mi presente, llevando libros hasta los lectores que puedan necesitarlos, haciendo equipo con otros artistas, fomentando la lectura, enseñando la técnica, vendiendo ejemplares, promoviendo la creatividad, participando en eventos donde el lenguaje es el pretexto para reunirnos, presentando libros, hablando con quien se pueda sobre los beneficios de la palabra misma y de la literatura, los libros y el saber, siempre buscando que sea con base en la honestidad, la dignidad y el respeto, porque quienes somos artistas siempre estamos en formación, somos personas en alguna etapa de nuestro desarrollo y de ninguna manera somos perfectos. Quiero seguir marcando la diferencia con mi obra y agradezco a todos los lectores que me han permitido avanzar hacia dicha meta.
Gracias a Lilián Méndez Gómez por las preguntas, por el diálogo
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