La historia del ser humano ha tenido una evolución gracias a que hemos aprendido a organizarnos y a forjar vínculos que nos permiten un desarrollo económico y social a través de los años.
La sociología y la antropología nos menciona que existen dos tipos básicos de organización social de la vida humana para formar vínculos y entender el funcionamiento de grupos humanos. Acorde a los estudiosos de la materia son:
Solidaridad mecánica o solidaridad orgánica (E. Durkheim), estatuto o contrato (H. J. S. Maine), y los tipos de organización social a los que dan origen comunidad o sociedad (F. Tönnies). Estas materias han pautado la teoría de las relaciones humanas en sociedad.
En arquitectura y urbanismo la organización es básica para cualquier proyecto, pero específicamente en urbanismo, la organización refiere a los grupos sociales, entre otras cosas. Una importante organización en los procesos creativos para un proyecto, ya sea urbano u arquitectónico, son las “asambleas comunitarias”. Este mecanismo fundamental promueve espacios para la deliberación y definición de las agendas de desarrollo local. En ellas se representa y se integra a los habitantes de un barrio o pueblo.
La organización comunitaria es la base del éxito en la mayoría de los programas gubernamentales. La asamblea es un órgano de decisión y junto con la participación ciudadana asociamos mecanismos de democracia directa.
Es importante mencionar que las asambleas son representadas por los mismos ciudadanos y terminan siendo líderes vecinales con un alto impacto sobre su barrio o pueblo. Sin embargo, muchos de estos consejos que se llegan a formar se asocian directamente con los ayuntamientos de su ciudad, con la finalidad de forjar un vínculo directo entre sociedad y gobierno.
Es de suma importancia la creación de estos consejos, porque por naturaleza el ser humano se agrupa, ya sea para bien o para mal. En este caso siempre será para bien.
Las asambleas toman decisiones que van desde la creación de fuentes de trabajo, eventos culturales y sociales, la construcción o regeneración de espacios públicos, el cuidado de la infraestructura urbana del barrio y hasta decisiones políticas o problemas internos.
Incorporarse a una asamblea comunitaria es una actividad que todos deberíamos realizar. Decidir en sociedad los problemas internos de nuestra comunidad no solo beneficia a unos cuantos sino a todos los involucrados, porque resolver y escuchar es una virtud muy escasa hoy en día.