Se retiró casi dos años del transporte público.
Por la crisis económica provocada por la pandemia, Marcelino García de Jesús asegura que dejó el volante por casi dos años y para mantener a su familia se dedicó a sembrar maíz, frijol y calabazas.
Con más de veinte años como rutero, el entrevistado explicó que ante la falta de pasajeros su patrón solo le daba de dos a tres días de trabajo, por lo que decidió dejar el volante.
“Sembraba maíz, frijol y calabaza. Tenemos un espacio junto a la casa a un lado de Oaxtepec y lo que sembraba era para comer, para no estar comprando, porque si no hay trabajo al menos hay maíz y frijol para comer al día”.
Marcelino dice que no creía en la pandemia hasta que empezó con los síntomas mientras trabajaba en la “ruta”. Ese día que comenzó a sentirse enfermo solo pudo terminar su primer recorrido y se fue a su casa, donde más tarde llegó su patrón para llevarse el camión.
Recuerda que la enfermedad le duró por lo menos 20 días y cuando su salud mejoró siguió en la siembra hasta que hace unos dos meses regresó a trabajar a la empresa “Autobuses OMSA Chapultepec”, donde labora desde hace nueve años.
Anteriormente -comentó- emigró a Estados Unidos en busca del sueño americano y cuando regresó a su tierra buscó empleo en “Autobuses Estrella Roja”, donde laboró algunos años, pero al verse involucrado en un accidente vial renunció cuando la investigación concluyó y se comprobó que él no tuvo la culpa.