Desde siempre las y los ciudadanos hemos exigido que los gobernantes realicen con objetividad su trabajo, que cumplan sus promesas de campaña y que se dediquen a ejecutar buenas acciones para el bienestar de toda la nación. Pero ¿estamos conscientes de qué y a quiénes podemos exigir que cumplan con su trabajo?

Sin duda, el gobernado es parte importante de la vida democrática de un país, al igual que el gobernante, ya que este es el principal filtro para elegir a sus representantes mediante el voto directo, libre y secreto, por lo que es vital que todo gobernado tenga claridad en cómo se divide el poder en nuestro país, cuáles son las atribuciones y obligaciones de cada uno de quienes lo desempeñan, cuáles son las acciones o impedimentos que tienen, y sobre todo de qué manera se les  puede exigir el cumplimiento de su deber.

De esta manera podemos tomar decisiones más eficientes: exigirle al Poder Legislativo (diputadas y diputados, senadoras y senadores) que generen las normas con rango de ley, que estas sean adecuadas a la vida actual de cada persona respecto de su bienestar, además de ser eficientes en la fiscalización y controladores de las acciones del gobierno. Al poder Ejecutivo (presidenta o presidente de la república, gobernadoras y gobernadores) que diseñen, planifiquen y ejecuten el proyecto de un país con base en la Constitución y las leyes. Y al poder Judicial (Justicia federal y justicia local) que otorguen a las personas una justicia oportuna y de calidad.

Con una ciudadanía más informada y consciente en su juicio crítico podremos distinguir las manipulaciones de cualquier signo político e ideológico y demandar las acciones u omisiones de acuerdo con las atribuciones de cada poder, pero también lograr ser ciudadanos de calidad en las acciones del día a día y, por consiguiente, lograremos tener una ciudadanía más participativa en la toma de decisiones y contribuir a mejorar la política y la gestión de los asuntos públicos.