Leí en algún libro que cierto autor quiso ser jugador de fútbol. Escribió: "Yo jugaba muy bien, era una maravilla, pero sólo de noche mientras dormía". Eduardo Galeano me atrapó con estas palabras sobre fútbol, en un libro que aporta hermosas definiciones de palabras básicas (como el balón, el árbitro, la playera, etc.)
Como una aficionada a un equipo de fútbol durante años, no pude controlar los recuerdos -buenos y amargos- que no me impedían mirar con ilusión cada partido, aunque el anterior hubiese sido una derrota.
Por supuesto, la ilusión se desvaneció con el tiempo. Soy consciente de que el fútbol se ha vuelto un negocio más, pero ¿qué más da? Tiempo después retomé el gusto gracias al talento de jugadores con historias increíbles, y de equipos que han sorprendido en la cancha. Creo que así funciona nuestra vida, corremos tras nuestros sueños... ¿para patearlos? ¡Claro que no! Los impulsamos a una meta para después ir por más.