Las redes sociales nos permiten crear un ambiente controlado en el que somos libres de mostrar exactamente lo que queremos, incluyendo contenido falso, el cual no corresponde a cómo nos vemos día a día.
Con el aumento del uso de las redes sociales y los avances tecnológicos la sociedad ha tomado una costumbre de compartir todo lo que hace en su vida diaria sin ser totalmente realistas.
Los “likes” son una medida de aprobación. Muchas veces compartimos fotos o contenido solo para validar nuestra imagen a través de las redes. Este sentimiento genera adicción, por lo que incluso subimos cosas cuando estamos mal para sentirnos bien o para sentirnos mejor con la situación que estamos viviendo. Lo que compartimos debería de ser congruente con nuestra realidad, no por tener alguna responsabilidad ética sino por el dañino nivel psicológico que nos podemos generar al crearnos una realidad fuera de la nuestra. No debemos convertirnos en una máscara que alimenta nuestra vida virtual falsa con una vida real vacía.
En mi opinión las mejores cosas de la vida no se pueden captar en una foto. Lo que sentimos al recibir un abrazo, cómo late nuestro corazón al tener una plática sincera con alguien, visitar un sitio al cual nunca habías ido y que la cámara no pueda captar lo que tus ojos sí, el sabor de una rica comida, lo que no se ve en una foto. No hay “like” que reemplace ese sentimiento.
Disfrutar la vida es normal y lo que importa es encontrar la verdadera belleza dentro de la cotidianeidad.