“En los primeros meses de pandemia fue muy difícil porque no había pasajeros y tuvieron que parar varios carros. A veces en un recorrido subían 10 personas y en todo el día juntaba unos 500 pesos, pero de ahí se tenía que comprar el combustible. Por eso a veces me llevaba 50 o 60 pesos”, contó Luis Alberto Contreras, quien trabaja como operador del transporte público.
Para enfrentar la crisis económica que ocasionó la pandemia, Luis Alberto buscó otro oficio y gracias a que sus tíos lo recomendaron le dieron trabajo como chalán de albañil en una obra en construcción.
Dijo que por la mañana trabajaba en la “ruta” y en la tarde en la obra, pues hubo días como chofer en los que con mucho esfuerzo reunía solo el dinero para entregar la cuenta y comprar el combustible de la unidad.
"Me llama la atención manejar, es un buen trabajo, pero cuando llegó la enfermedad tuve que buscar otra chamba para poder sacar los gastos de la casa”, dijo.
Cuando la obra terminó, Luis regresó al volante y afirma que disfruta realizar esta actividad, a la que se dedica desde hace cinco años.
Actualmente -apuntó- sus ingresos económicos han mejorado porque hay más movimiento en las calles.