De checador pasó al volante y ahí sigue porque ha podido mantener a su familia.
A los 17 años de edad, Miguel Ángel Nájera empezó a trabajar como checador para pagar los gastos de la escuela, aunque por falta de apoyo tuvo que dejar sus estudios. Entonces, para obtener mejores ingresos, comenzó a laborar como operador del transporte público.
Si bien admite que el trabajo en la “ruta” es cansado por las desveladas, también asegura que en cuanto a ingresos no le va tan mal, pues gracias a esta actividad que realiza desde hace 17 años ha logrado mantener a su familia.
Mientras espera su turno de salida en la base de su organización, Miguel Ángel platica que diariamente trabaja más de 16 horas, puesto que, su jornada empieza alrededor de las seis de la mañana.
Por eso, cuando tiene tiempo suficiente en la base aprovecha para dormir al menos una hora.
“Empecé como checador para pagar la prepa, estaba estudiando mantenimiento industrial, pero no pude seguir y lo dejé para dedicarme de lleno al volante porque siempre me llamó la atención; es un oficio noble y siempre me ha gustado manejar, aunque sí es cansado, porque no dormimos lo suficiente”.
Aunque obtiene buenos ingresos económicos señaló que por la pandemia dejó de trabajar más de un mes, luego de que se contagió con el virus, aunque gracias a que su familia lo apoyó no se endeudó.
“Es una enfermedad desagradable porque te baja las defensas. No sé dónde me contagié, pero cuando me di cuenta de que tenía los síntomas dejé el carro para no infectar a los demás”, dijo.