Alejandro asegura que trabajar como operador del transporte requiere mucha paciencia
Alejandro Castañeda Méndez asegura que trabajar como operador del transporte colectivo requiere de mucha paciencia, pues es tanta la responsabilidad que tienen en sus manos que en ocasiones genera estrés, debido a que dedican más de ocho horas diarias detrás del volante.
Sin embargo, afirma que le gusta esta actividad, a la que se dedica desde hace 15 años. Incluso, dice que los pasajeros le han reconocido el servicio que brinda y como agradecimiento algunos le dejan propina y otros le han obsequiado desde un refresco hasta una fruta.
“En varias ocasiones me han dado propina. Una vez se subió una señorita y me dijo: ‘quédese con el cambio’, no los quería aceptar, pero fue insistente y dijo que me los daba por el buen trato que le doy a la gente y ella se bajó unas cuatro cuadras adelante. Otra persona me dio un refresco y una señora me regaló unos aguacates”.
El trabajador del volante refiere que diariamente hace un gran esfuerzo por brindar un servicio de calidad a los usuarios, dado que tiene familiares de la tercera edad y le gustaría que reciban un buen trato.
“Me gusta ser chofer. Me gusta manejar y pues he tratado de entender a la gente, no puedo decir que tenemos que lidiar con ellos porque es parte de nuestro trabajo. Aunque a veces el problema es con las personas de la tercera edad que no pagan completo su pasaje y algunos compañeros se molestan porque lo pagan ellos, pero yo creo que Dios nos va a compensar lo bueno que hacemos”.
Apuntó que impulsa a sus hijos a continuar con sus estudios para que tengan una mejor vida, porque al menos uno de sus hijos -que trabajó como checador”- comprobó que el trabajo en el transporte es demandante.