El valor residual es un concepto que se utiliza en el mercado empresarial y se describe como: el valor que tiene un bien al final de su vida útil; cuando ya ha sido utilizado durante varios años.

Es el importe que se podría obtener por su venta, una vez que por su antigüedad o sus condiciones de uso ya no pueda servir para la actividad para la que se adquirió.

Es importante mencionar que el bien haya llegado a su final de vida útil, esto no significa que sea inservible, por lo contrario, retoma una nueva vida ya sea con el mismo dueño u otro.

Por cuestiones personales y laborales he tenido que lidiar con el valor residual, situación que me llevo a pensar sobre si la arquitectura o las ciudades tienen un valor residual. El pensamiento no ha dejado de estar presente en mi mente. La arquitectura y por ende las ciudades son construcciones artificiales hechas por el hombre y que, en su momento, ya sea por cuestiones comerciales, políticas, sociales o simplemente el tiempo los edificios llegan a su fin. Pero, ¿es este el final del inmueble o el fin de la ciudad? La respuesta puede variar, en algunos casos, por ejemplo, el tiempo. puede que, el edificio o la ciudad lleguen a su fin, cosa que los convierte en ruinas o en el peor de los casos desaparecer por siempre.

En otro caso, la arquitectura puede retomar un “nuevo aire”, en donde no hace mucho tiempo era casi impensable darle otro uso al edificio que no fuese por el que fue concebido. Nuestra época está marcada por los errores del pasado y uno de ellos fue la falta de reciclaje de inmuebles que le den un nuevo uso y vida al edificio. En la mayoría de los casos eran demolidos y abandonados, pero hoy en día eso es casi imposible de pensar.

Lo anterior me trae recuerdos del tiempo en que vivía en la ciudad de Tokio, en Japón, Una ciudad que está en constante metamorfosis; uno podría pensar que es por la situación económica del país y en parte sí, pero el constante cambio de usos de suelo de sus inmuebles o de una nueva imagen se debe a la regulación impuesta por el gobierno de remodelar tu inmueble cada 30 años en todos los sentidos, desde instalaciones hasta una nueva fachada, junto con la posibilidad de hacer cambios en el uso de suelo y hasta en la densidad o si el inmueble es demasiado viejo se tendrá que demoler y hacer otro nuevo. Esta regulación hace de Tokio la ciudad más cambiante y vibrante del mundo y en lo personal es impresionante ver como de “un día para el otro” puedes ver un estacionamiento público y al siguiente día ya se construye un centro comercial.

Las ciudades se encuentran en constante movimiento y son muy similares al cuerpo humano, nacen, se desarrollan y mueren. En este transcurso se transforman y es aquí en donde el reciclaje y la metamorfosis de su arquitectura juega un rol bastante importante. La arquitectura es y debe ser transformada por si sola porque el tiempo y su sociedad son los que juzgan su nuevo uso e imagen.