Hugo ha buscado empleo en fábricas, sin éxito.
Antes de empezar a trabajar como operador del transporte público, Hugo Noé Carmona dice que buscó empleo en fábricas, sin embargo, no tuvo suerte, y desde hace doce años conduce una unidad de la Ruta 2.
Aunque en su momento no encontró empleo en esas empresas, asegura que sigue buscando, pues considera que ser chofer del transporte colectivo es estresante y arriesgado, porque tiene que respetar el tiempo que le indican en la base para no pagar “minutos quemados”.
De acuerdo con el trabajador del volante, en ocasiones, por la intensa carga vehicular, ha pagado hasta 200 pesos al día por llegar tarde con el checador que se encarga de registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores.
Dejar de recibir ese dinero -refiere- afecta de manera considerable en sus ingresos, ya que a veces a la semana solo reúne mil 400 pesos.
“La desventaja es el tiempo que manejamos entre operadores, porque tenemos que pagar los ‘minutos quemados’ y a veces por el tráfico pagamos hasta 200 pesos al día y a la semana ya son mil pesos”.
Por esa situación -comentó Hugo- busca otro empleo, pero también está consciente de que es difícil encontrarlo, porque sólo estudió hasta la secundaria.
“Ahora sí digo que hubiera estudiado porque trabajamos más de 12 horas diarias, pero la verdad me gustó el dinero y ya no quise seguir en la escuela”.