Recordó que en lo relacionado al desecho de baterías, ya se consolidó un proyecto de recolección, pero ahora se trabaja en lo que tiene que ver con el destino de todo tipo de grasas y aceites, tanto doméstico como industrial, lo mismo en el caso de los celulares, que cada vez son más.
El funcionario señaló que ya se instalaron puntos de recepción, entre ellos uno en el Parque Chapultepec y el otro en San Miguel Acapantzingo, “hay que admitir que por ahora la respuesta no es muy benevolente, porque falta cultura, pero el propósito es ir sembrando la consciencia”.
“A nivel de hogar los volúmenes no son tan trascendentes, pero muchos talleres automotrices generan este tipo de contaminantes y no tienen control, y ya se dan los primeros pasos para lograrlo”.
Y explicó que el líquido es sometido a un proceso de biodiesel que le da una transformación y elimina todos aquellos contenidos de alta peligrosidad en contaminación.
En lo que se refiere a los celulares, Torres Bravo dijo que "es un fenómeno aparte, de unos años a la fecha se transformó en problema, el número de aparatos casi desechables se multiplicó en forma matemática y ya son un conflicto en materia de medio ambiente. Es urgente establecer medidas de control para no llegar a extremos y también se trabaja en programas de recuperación de desperdicios”.