“No creía en el covid-19, pensaba que era un rumor hasta que me contagié. No fui al médico, me la pasé con tés y guardé reposo, pero en la noche tenía temperatura y en la madrugada escalofríos, por eso digo que fue el covid”, contó Alberto Ríos.
El trabajador del volante dijo que cuando se infectó no estaba vacunado, pues tampoco creía en la vacunación; sin embargo, ahora que vivió en carne propia la enfermedad obsequia cubrebocas a sus clientes que no lo llevan puesto.
El entrevistado calcula que más del 70 por ciento del total de las personas que le piden el servicio dejaron de utilizar la mascarilla, pero no les hace la observación, porque algunos se molestan.
Lo que sí hace -indicó- es ofrecer un cubrebocas.
El entrevistado explica que se infectó hace un año y nueve meses y después su esposa resultó positiva al virus, por lo que ambos acudieron a los módulos para aplicarse la vacuna.
Afortunadamente, apuntó, no hubo más contagios en su familia, pero diariamente sale a trabajar con el temor de que pueda infectarse otra vez.
Por si acaso, en su actividad diaria se protege con el cubrebocas y desinfectante de manos y cuando llega a casa lava el vehículo.